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Hydrography
Canal de María Cristina
A finales del siglo XVIII la ciudad de Albacete estaba rodeada de gran cantidad de masas de agua estancada. Esto provocaba condiciones de poca salubridad y la propagación de diversas enfermedades. Tras visitar la ciudad, y con el fin de solucionar esta situación, el rey Carlos IV elaboró un decreto para construir el Real Canal de Albacete en 1804. El objetivo era lograr desaguar estas masas de agua hacia el río. Además de mejorar las condiciones sanitarias de la ciudad, este drenaje habilitó algunas tierras baldías para uso agrícola.
El proyecto corrió a cargo de Antonio Bolaños y de una junta constructora dirigida por el conde de Villaleal. Las obras comprendieron la construcción de cinco cauces subalternos en las lagunas del Salobral, Albaidel y Acequión, Oya-Vacas, Fuente de Charlo y Ojos de San Jorge, encargados de conducir las aguas hacia La Reunión, donde comienza el canal principal.
Diversas infraestructuras fueron levantadas también dentro de este proyecto, como puentes, lavaderos y partideros, y se completó la obra con la reforestación de la zona.
Sería la reina María Cristina en el siglo XIX la que daría un nuevo impulso al canal junto al ministro y director del canal Antonio Cano Manuel, dándole, además, su actual y definitivo nombre.
El Real Canal de María Cristina es el canal más importante de todos los que surcan Albacete. Una inmensa obra de ingeniería hidráulica con 32 kilómetros de longitud y que, actualmente, atraviesa la ciudad de forma subterránea, tras ser cubierto en la década de 1970.
Además de Albacete, este canal atraviesa otros municipios como Valdeganga y Casas de Juan Núñez, desembocando en el arroyo de Cañahorro, afluente del Júcar.
Hoy día sigue funcionando como colector urbano en la capital albaceteña.