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Cultura
Cruceiro de Portaxe
Estas infraestructuras de piedra son un vestigio de la importancia que el misticismo ha tenido siempre en Galicia. De hecho, se estima que en toda la región existen entre 10.000 y 15.000 cruceros. En el caso concreto del crucero de Portaxe, se trata de una infraestructura dispuesta sobre cuatro gradas. El pedestal se caracteriza porque en una de sus caras posee un nicho de medio punto para el peto de ánimas y en el que puede leerse una inscripción que indica que ese es el lugar dedicado a las limosnas. En la cara opuesta es posible leer otro grabado en el que se indica la fecha de construcción del crucero: 1743. La infraestructura se encuentra rematado por un capitel jónico decorado con sogueado y angelotes sobre los que se alza una cruz de tipo latino.
En general los cruceros se caracterizan por constituir sobrias infraestructuras religiosas que suelen encontrarse en los recónditos cruces de caminos (conocidos como “encrucijadas”) que atraviesan el imponente entorno natural gallego. Asimismo, tampoco es extraño encontrarlas en los atrios de pequeñas iglesias, en las inmediaciones de ermitas o custodiando los cementerios con el propósito de proteger de lo sobrenatural.
Aunque los cruceros más conocidos son los que se encuentran en las encrucijadas, a lo largo de los siglos se han construido este tipo de infraestructuras religiosas con otros propósitos diferentes. Por ejemplo, para establecer una parada en los itinerarios de peregrinación, para ofrendas religiosas, para la protección de los vecinos o, simplemente, para establecer el límite de un determinado terreno o señalizar la entrada un pazo.