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Cultura
Miliarios romanos de Ponte Nova
Se trata de uno de los legados más importantes que los romanos dejaron a su paso por este enclave al sur de la provincia de Ourense. Estas columnas de piedra sirvieron en el pasado para delimitar los bordes de las calzadas romanas y señalar las distancias existentes hasta los diferentes puntos que conformaban Hispania.
En el caso del enclave de A Ponte Nova, en el que se localizan estos miliarios, la vía romana que cruzó este entorno era conocida como Vía Nova, una calzada construida en el año 79 d.C. y que unía el municipio portugués de Braga con la localidad de Astorga. En A Ponte Nova se encuentran los diferentes miliarios hallados en las inmediaciones de la vía. El principal objetivo de este tipo de caminos construidos por los romanos era el de articular el territorio y controlar de una manera más sencilla las poblaciones conquistadas. En el caso concreto de Vía Nova, una de las finalidades era también la de permitir el acceso a las minas de oro que se extendían al norte de la Península.
Este tipo de vestigios poseen una gran importancia, ya que gracias a ellos es posible conocer el itinerario que siguieron algunas de las calzadas romanas más importantes que estructuraron el imperio romano. Estas estructuras, normalmente de granito o piedra, poseen una base cúbica y forma cilíndrica, ovalada o cuadrada y contaban con una altura que oscila entre los dos y los cuatro metros. Además los miliarios señalizaban las distancias cada mil pasos –motivo por el que reciben el nombre de miliarios, procedente de la palabra latina milliarium–, que equivalen a unos 1.480 m.
En algunos casos estos miliarios poseían inscripciones en los que se indica, entre otros datos, el nombre del emperador que ordenó la construcción de la calzada. Así, por ejemplo, gracias a estas inscripciones ha sido posible conocer el inicio de la apertura de Vía Nova, en torno al año 79 d.C., así como el nombre del emperador que encargó su puesta en marcha: Vespasiano.