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Municipio
Buñuel
La villa navarra de Buñuel (del latín balneolum, balneario pequeño) se sitúa en el margen derecho del río Ebro, a apenas 6 km de la frontera con la Comunidad Autónoma de Aragón, dentro de la que se conoce como Comarca de La Ribera.
La historia de la villa se inicia en el siglo XII tras la conquista cristiana del valle del Ebro llevada a cabo por Alfonso I de Aragón y la ulterior fundación de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jersualén. Los Caballeros Hospitalarios erigirían la iglesia de Santa María y la ermita de San Antón en el ya establecido Concejo de Buñuel, y más tarde construirían la primera barca fluvial y la acequia del Ebro, hoy conocida como Canal de Tauste. No obstante, la Orden de Malta no fue la primera en habitar estas tierras, pues existen varias evidencias arqueológicas que constatan la presencia en los alrededores de poblados neolíticos e incluso un asentamiento romano del siglo I.
Hoy en día, Buñuel cuenta con algo más de 2000 vecinos que viven principalmente del campo, aunque también cuentan con un tejido industrial dedicado a productos de origen agrícola y ganadero, tal y como ocurre en otros pueblos de la zona. En sus calles ya no se hallan la iglesia de San María ni la ermita de San Antón, en su lugar se construyó la iglesia de Santa Ana a partir de un edificio renacentista entre 1855 y 1871. Dentro del nuevo templo se conserva una imagen de Cristo Crucificado de estilo romanista y rasgos naturalistas, obra del escultor navarro Juan Biniés en 1619. Además de la iglesia dedicada a Santa Ana, caben destacar otros dos monumentos civiles de suma importancia en la historia de Buñuel: el antiguo Hospital y el Palacio de los Condes de Altamira, este último habitado antaño por la Orden Hospitalaria de San Juan de Jersualén y que cuenta con una fachada barroca del siglo XVIII.
Con motivo de honrar a la que desde sus inicios fuera su patrona, las gentes de Buñuel festejan Santa Ana en la tercera semana de agosto, coincidiendo con la Asunción de la Virgen para que los labradores puedan unirse a las celebraciones, evitando de este modo las fechas álgidas del calendario agrícola en julio, cuando correspondería según el santoral. También, en enero se rinde culto a San Antón, patrón de los animales, y desde hace unos años se celebran las fiestas de la juventud durante el último fin de semana de octubre.