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Cultura
Ermita de San Bartolomé
Una de las construcciones más emblemáticas de Villanueva del Jiloca es, sin duda, la ermita de San Bartolomé. Este edificio del siglo XV se encuentra situado en un pequeño cerro sobre el caserío de la población.
El templo, de tipo popular, fue levantado con mampostería y arcos de ladrillo apuntado. Su cubierta está realizada en madera a dos aguas y el tejado tiene un gran voladizo que se sospecha puede pertenecer a una restauración posterior a la construcción original. Aunque se cree que pudo llegar a tener cinco tramos, hoy en día sólo se conservan tres que unidos suman un total de 11,70 metros de longitud y 6,50 metros de anchura en el exterior, unas medidas que se reducen en el interior de la ermita.
Una de las curiosidades de la ermita de San Bartolomé es que conserva una peculiar inscripción realizada a mano con lápiz. Fue escrita sobre el pilar del primer tramo, justo en el lado de la epístola, en la cara que da al altar y en ella se explica cuándo fue eliminado el tramo de los pies. El mensaje reza así: “Año 1929 se compuso y se pintó esta ermita siendo cura párroco D. Andrés Sanz Galindo se le quitó una nave siendo albañil Gerardo García”.
Sin duda el mayor tesoro encontrado en esta pequeña ermita fue La Tabla de San Bartolomé. Una pintura de estilo gótico, aunque se cree que pudo ser realizada a principios del siglo XVI. Con unas medidas de 1,70 por 0,80 metros, la imagen se corresponde con la descripción que hace de San Bartolomé la Leyenda Dorada. En ella, el santo aparece como una figura esbelta recortado sobre un fondo de madera de color rojo. Se le retrata con un abundante cabello negro y rizado y con barba también oscura, cubierto por una túnica azul y un amplio manto de brocado con forro granate. En su mano izquierda sujeta un libro abierto mientras que en la derecha sustenta una especie de bastón terminado con la hoja de un cuchillo. A sus pies aparece la correa con la que sujeta al demonio. Actualmente esta imagen se conserva en el Museo Parroquial de Villanueva de Jiloca, en la iglesia de San Gil Abad, aunque durante la restauración de la ermita se colocó en el testero del ábside, ejerciendo de retablo una fotografía de la tabla original.