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Cultura
Murallas de Daroca
El municipio de Daroca tiene su origen en un antiguo conjunto fortificado musulmán del siglo IX, en el que, sin lugar a dudas, sus murallas son el elemento que mejor define la ciudad. Desde su construcción, el recinto defensivo ha sido ampliado, reformado y reconstruido en numerosas ocasiones, lo que hace que los expertos no sean capaces de poner fecha precisa a su construcción, a excepción de los elementos más notables. A pesar de ello, puede constatarse que fueron levantadas entre los siglos XIII y XVI.
Esta estructura es, por tanto, obra de muchos años y muchos tipos de elementos constructivos, careciendo por tanto de alguna unidad estructural tal como se puede ver en otros recintos similares como los situados en Ávila y Lugo. Pero, lejos de restarle interés, al no caracterizarse por ningún elemento en particular, es mucho más complejo y curioso. Entre los materiales utilizados para su construcción encontramos argamasa rojiza y grisácea, mampostería, ladrillo con tracerías mudéjares y piedra de sillería, aunque esta última reservada para los muros y torres principales.
En sus orígenes musulmanes, las murallas englobaban la alcazaba de la ciudad, lo que hoy conocemos como el Castillo Mayor, y de allí ascendían por el cerro de San Cristóbal hasta la cima, descendiendo posteriormente hasta el muro de los Tres Guitarros, cortando los barrancos de la Grajera y Valcaliente. Siendo ya ciudad cristiana, a partir de 1142, la ciudad sufrió un importante crecimiento que obligó a ampliar el recinto para así concentrar en su interior los nuevos barrios que habían sido levantados en el exterior de sus muros. De esta manera se amplió la muralla uniendo los cerros de San Cristóbal y de San Jorge, con dos impresionantes puertas, la Alta y la Baja, una de las más bellas de Aragón.
Así, las murallas de Daroca quedaron tal y como las conocemos hoy día, compuestas por 116 torreones dispuestos a lo largo de sus más de 4 km de trazado. Su finalidad, además de defensiva, era unir los tres núcleos fortificados de la ciudad: el Castillo Mayor, el Castillo de San Jorge o de la Judería y el Castillo de San Cristóbal conocido como la Torre del Andador. Actualmente sólo quedan en pie catorce torreones y dos puertas defensivas fortificadas.
Entre estas construcciones, destacan las dos puertas defensivas mencionadas anteriormente: la Puerta Baja, con dos torreones cuadrangulares y reformada en el siglo XVI, y la Puerta Alta, transformada en el siglo XVII. Ambas custodian las dos entradas principales a la ciudad. Además encontramos otras dos puertas en la villa, la Puerta de Valencia y la Puerta de San Martín de la Parra.
Todas ellas se encuentran aún en buen estado de conservación. Algo que no puede decirse de las murallas, en las que muchos tramos han desaparecido o se encuentran en una situación ruinosa.