Red de Caminos
Naturales
Etapa 4: Tefía - Betancuria
Descripción
Hacia la capital histórica de la isla
Desde la ermita de San Agustín de Tefía, el camino natural se dirige hacia la capital histórica de la isla, Betancuria. A este punto se llega después de bordear la inconfundible montaña Bermeja y de atravesar el valle de Santa Inés, desde el que alcanza esta villa, fundada en el siglo XV durante la conquista normanda de Fuerteventura.
Antes de abandonar Tefía se destaca la existencia de un observatorio astronómico al Oeste de Tefía. Está reconocido internacionalmente y permite la observación de los astros, gracias al ideal enclave de Fuerteventura, que hace albergar uno de sus valores más relevantes: su cielo nocturno. Este observatorio se encuentra junto al albergue, cuyo pasado inicial era el de barracones para el apoyo a un antiguo aeropuerto militar que tuvo que ser abandonado debido a las excesivas ráfagas de viento existentes en la zona y que no permitían las mínimas condiciones de seguridad para el aterrizaje de las aeronaves. En este enclave se puede encontrar un memorial en recuerdo de un trágico suceso que costó la vida de 13 paracaidistas. Más tarde estas instalaciones cumplieron funciones de penitenciaría hasta su actual uso como albergue.
La etapa comienza en la ermita de San Agustín de Tefía, donde también parte el sendero PR FV 15.1, que transita a lo largo del valle de Tetir hasta el pueblo del mismo nombre. En un principio, la etapa discurre por carretera en dirección sur, hasta que llega a un cruce donde conecta con el sendero PR FV 15 que, al igual que el anterior, se dirige hacia el pueblo de Tetir, pero esta vez por Casillas del Ángel.
Al llegar al cruce, el camino principal toma sentido noroeste y desciende por una pista que atraviesa el Ecomuseo de la Alcogida, donde se aprecia la arquitectura tradicional de las antiguas casas que lo componen, además de distintos tipos de artesanía insular. Situado en la parte sur de Tefía, este museo debe su nombre a su emplazamiento, cerca de una alcogida, es decir, un terreno dedicado a recoger las aguas pluviales.
El ecomuseo es un poblado formado por un conjunto de viviendas representativas de la arquitectura doméstica tradicional de Fuerteventura donde se recrea la vida de una aldea tradicional agrícola. En él, el visitante puede conocer desde las labores artesanales, agrícolas y ganaderas, hasta los usos y costumbres de la vida diaria de sus habitantes.
Después de pasar por el Ecomuseo de la Alcogida, el sendero cruza la carretera FV-207 y continúa el camino hasta el bonito Molino de Tefía, declarado Bien de Interés Cultural, y que tiene la peculiaridad de tener seis aspas, en lugar de cuatro.
El molino de viento tradicional es un edificio construido en piedra, barro y cal, de planta circular y forma troncocónica. La parte superior está formada por un cono de madera que sostiene las aspas, y el interior se distribuye en dos o tres pisos. En la planta baja se guardaban las herramientas del molinero, en la primera o “planta de en medio” se almacenaba el grano, y en la planta alta se situaba la maquinaria propia del molino.
Sin embargo, la molina es una edificación más moderna, ideada por el palmero Isidro Ortega en el siglo XIX. Cuenta con la ventaja de reunir en una sola planta todas las funciones propias del molino: la molienda y la elaboración del grano, evitando así al molinero el tener que desplazarse de una planta a otra, cargando pesados sacos. Las molinas suelen ser de planta cuadrada o rectangular, sobre la que se alza una torre de madera que da soporte a todo el mecanismo.
Desde el Molino de Tefía, el caminante deberá seguir en dirección sur hacia la montaña Bermeja, inconfundible por sus tonos rojizos y su perfil picudo, además de los dos profundos barrancos que la surcan. Poco después, se hallará un área de descanso de piedra techado donde podrá protegerse de los persistentes rayos del sol.
Tras el área de descanso, el camino principal continúa por pista de tierra, atravesando el Llano de Leme, hasta llegar a la población de Los Llanos de la Concepción, donde el caminante podrá visitar su ermita. una vez abandonado este pueblo en dirección sur se irá ganando algo de altura, ya que se pasará a ascender a la loma de Tetir. Durante la subida pasaremos junto al molino de seis aspas de Los Llanos de la Concepción que, al igual que el de Tefía, está declarado Bien de Interés Cultural.
Desde la loma de Tetir el camino contará con unas amplias vistas del valle de Santa Inés, donde las tonalidades verdes de un pequeño barranco destacan sobre el fondo del paisaje debido a la presencia de vegetación más frondosa y de mayor porte y de algunas palmeras (Phoenix canariensis). El pueblo de Santa Inés, uno de los primeros que se formaron cerca de Betancuria por sus terrenos para el cultivo, mantiene alguna de estas palmeras, de cuya visión se podrá disfrutar desde alguno de sus restaurantes y casas de comidas.
El camino continúa por el valle de Santa Inés aguas arriba por la carretera, entrando al Parque Rural de Betancuria, hasta que ésta desaparece. En las cercanías del valle de Santa Inés destacan algunos tarajales (Tamarix spp.), aunque la vegetación más extendida está formada por un matorral abierto constituido fundamentalmente por el salado (Salsola vermiculata) y la aulaga (Launaea arborescens).
Se abandonará el valle de Santa Inés para subir por una loma desde la que se puede disfrutar del paisaje singular que ofrece el Parque Rural. La ruta discurre por la loma hasta cruzar la carretera que baja a Betancuria. En este tramo se encuentra el mirador de Guise y Ayose, situado en la degollada de Corrales de Guise. Desde este lugar ya se puede divisar el pueblo de Betancuria y disfrutar de una hermosa vista de la zona centro-norte de la isla, de los pueblos dispersos por los valles, de las llanuras, de los relieves montañosos y de los cuchillos orientales. En el mirador también se encuentran dos esculturas que representan a Guise y Ayose, reyes de los dos bandos en los que se dividía Fuerteventura durante la época anterior a la conquista.
Antes de llegar a la villa de Betancuria, se observará principalmente comunidades de tabaiba salvaje (Euphorbia regis-jubae), plantaciones de tuneras (Opuntia sp.) y matorrales de jorjados (Asteriscus sericeus). En la bajada al pueblo, se pasará por la noria del Pozo de los Peña. Ya en Betancuria, concluirá la etapa en la parte trasera de la Catedral de Santa María, donde se encuentran los paneles informativos del camino natural.
La villa, fundada hacia el 1404 durante la conquista de la isla por los normandos, tomó su nombre del conquistador Jean de Bethencourt. Fue una de las primeras ciudades fundadas en el archipiélago canario por los europeos, que eligieron para ello un valle interior, alejado de la costa y rodeado de montañas, no sólo por razones militares y defensivas, sino también por la fertilidad de sus terrenos, debido a la presencia de agua. Sin embargo, su posición estratégica no logró impedir que la invasión berberisca de Fuerteventura, en 1593, la alcanzara y que numerosos edificios de Betancuria fueran asaltados, incluida la Catedral de Santa María.
Enlaces de interés
Puntos de interés
Cultura
- Ermita de San Agustín
- Ermita de Santa Inés
- Ermita de Nuestra Señora de la Concepción
- Molino de Tefia
- Catedral de Santa María de Betancuria
- Noria del pozo de los Peña
Informacion
Municipio
Orografía
Perfil
Destacados
Información adicional
Parque Rural de Betancuria
El Parque Rural de Betancuria es el espacio natural más extenso de Fuerteventura, con 16.544,3 ha comprendidas entre los municipios de Puerto del Rosario, Betancuria, Antigua, Pájara y Tuineje. Este espacio protegido, reclasificado como parque rural en 1994, destaca por su geología y la peculiar morfología de su bello paisaje, con barrancos en forma de “U” y un relieve accidentado. Casi todo el Parque coincide con los afloramientos del Complejo Basal de Fuerteventura, que ocupan la franja oeste de la isla. En su interior también se encuentra el Monumento Natural de Ajuí.
El Parque Rural de Betancuria, junto con la Península de Jandía, alberga la mayor cantidad de biodiversidad vegetal de toda la isla. En los peñascos y macizos se encuentran muchas plantas rupícolas, siendo algunas de ellas especies amenazadas. También están presentes algunas especies introducidas, como el tabaco moro (Nicotiana glauca).
Muchas de las especies animales que habitan en la zona se encuentran protegidas y amenazadas. Entre ellas destacan las aves, por lo que todo el Parque ha sido declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). La zona oriental es un importante hábitat de rapaces como el busardo ratonero o aguililla (Buteo buteo insularum), el cernícalo (Falco tinnunculus) y el alcaudón real (Lanius excubitur koenigi). Especies más pequeñas como la abubilla o tabobo (Upupa epops) y el herrerillo común (Parus caeruleus) también pueden avistarse en la zona.