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Municipio
Valverde del Júcar

El municipio conquense de Valverde de Júcar se encuentra situado en un enclave fronterizo entre las comarcas de Manchuela, Serranía Media y La Mancha Alta.
Acerca del origen y la historia de la localidad, se han encontrado diferentes vestigios de asentamientos y construcciones funerarias de pueblos celtíberos. Así como restos posteriores de diversas obras civiles hispano-romanas como el cerro de San Marcos, posible ubicación de un antiguo castro romano con atalaya de vigilancia, o el Puente Cano.
Pero la época de esplendor de Valverde de Júcar se remonta a la Edad Media, con la repoblación y la toma de Alarcón por parte de las tropas cristianas en el año 1184. La localidad pertenecerá al Concejo de Alarcón hasta 1325, año en que se concede el territorio a Fernán Martínez de Cevallos, como recompensa por sus méritos militares, quién pasará a ser el primer Señor de Valverde.
Cabe destacar el gran valor patrimonial del municipio. Ejemplo de ello es la Iglesia de Santa María Magdalena, situada en la Plaza Mayor. Una iglesia de estilo gótico que data del siglo XV, en la que se pueden observar importantes elementos barrocos como una de sus capillas o su retablo. La Iglesia está compuesta por tres naves sustentadas por bóvedas de cañón y en el interior destaca la cripta funeraria de la familia Ruiz de Alarcón, situada a la derecha del Altar Mayor, que a pesar de su deteriorado estado aún preserva sus característicos frescos, de formas grotescas y con alegorías a la muerte.
Otro monumento destacable es la casa-palacio construido en el siglo XVII por la familia Ruiz de Alarcón como residencia familiar. De planta rectangular y de dos pisos de altura está decorado con ménsulas en cornisas y bajo los balcones, y cuenta con un portón sobre columnas de mampostería.
La edificación más antigua del pueblo es la Ermita Madre de Dios, de estilo románico popular y reedificada en el siglo XVII. Tiene una planta rectangular y mantiene en su interior el artesonado de madera y el altar de escayola, aunque actualmente se emplea como almacén de carpintería.
Además, no se pueden dejar de visitar tanto la Plaza Mayor, de planta poligonal, como la Plaza de la Verdura, que recibe su nombre del antiguo mercado semanal de verduras.
Ya a las afueras del casco urbano resalta el cementerio municipal, del siglo XVIII, con una portada de acceso de estilo neoclásico, construida en sillería con un frontón rematado en cruz. En su interior destaca la capilla-mausoleo dedicada a las señoras de Urionagoena, así como la gran variedad de esculturas presentes en sepulturas y panteones. También es imprescindible visitar el Puente Cano, un viaducto hispano-romano que une las dos orillas del río Gritos, además de la Ermita de San Cristóbal, de los años 70, o el monumento al hombre del Mar.
En cuanto a sus festividades la más importante es Moros y Cristianos, celebrada entre el 5 y el 10 de enero en honor al Santo Niño y declarada fiesta de interés turístico regional.