Puntos de Interés
Municipio
Nocito
Cerca del nacimiento del río Guatizalema encontramos un pequeño pueblo llamado Nocito, perteneciente al municipio de Nueno. Se trata de un enclave de singular belleza, en un llano de la cara norte de la sierra de Guara.
Precisamente, el caserío de Nocito se encuentra dividido entre los barrios de San Juan y de San Pedro por el curso del río. Un antiguo puente medieval sirve de unión de ambas orillas. Esta construcción está formada por dos arcos de medio punto y un tablero curvo a doble vertiente con pretiles de piedra, que fue ensanchado con posterioridad a su construcción, y que forma parte del conjunto de puentes sobre el Guatizalema como el de Sipán o Siétamo.
En el núcleo urbano hay casas de los siglos XVI y XVII que recuerdan a la arquitectura típica de montaña. Construidas con mampostería, lucen tejados de lajas de piedra y algún que otro escudo heráldico que identifican los nobles linajes, como los de Casa Ciprés y de Casa Molinero. La gran mayoría fueron reconstruidas en el XIX, como la iglesia de San Juan Bautista que está fechada en 1850 y que guarda en su interior una bonita pila bautismal de piedra, en forma de media esfera con tres bezantes sobre una hexafolia inscrita en círculo.
En el barrio de San Pedro encontramos la iglesia de San Pedro o Santa Marina, edificio románico reformado del siglo XVI, de planta rectangular de tramo único cubierto con tosco artesonado de par y nudillo, con ábside de inspiración románica.
A las afueras de la población, situada sobre una colina frente a la cueva de Ayral, se levantó la ermita de Santa María de las Montañas, de orígenes románicos que fué reconstruida en 1884. Este era el lugar preferido de San Úrbez, conocido anacoreta de esta zona.
Muy próximo se encuentra también el Santuario de San Úrbez, Bien de Interés Cultural formado por un monasterio y una iglesia. Se trata de una construcción de origen románico del siglo XII posteriormente reformada en los siglos XVI al XVIII, de una sola nave, aunque la ubicación de sus capillas hace que en planta resulte un templo de cruz latina, construido en sillería con cubierta de cañón con lunetos.
Merece la pena señalar la existencia de un importante núcleo del megalitismo pirenaico, constituido por los dólmenes de Ibirque, Palomar y Caseta de la Bruja que demuestra que esta zona estuvo habitada en la Prehistoria. Igualmente, se han encontrado indicios de presencia romana como la aparición de varias cabezas esculpidas, del siglo II d. C., junto al santuario de San Úrbez, donde se conserva un roble milenario y monumental que bien vale la pena visitar.
No podemos olvidar los valores naturales y paisajísticos de la zona. Desde el pueblo podremos acceder al espectacular barranco de la Pillera o ascender hasta el Tozal de Guara desde su cara norte, techo del Prepirineo.