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Puente medieval de los Chorros o puente Almagrero

Situado en la confluencia del río Almagrero con el río Júcar y muy próximo a un paraje conocido como Cueva de la Mora, se encuentra el Puente medieval de los Chorros o puente Almagrero.
Por sus características, se sitúa su origen en la Edad Media. Aunque se desconoce la fecha exacta de su construcción, se sabe que durante la primera mitad del siglo XVIII sufrió un ensanchamiento para adaptar este paso a las dimensiones de los nuevos carruajes que transportaban mercancías y pasajeros a través de la Serranía Alta de Cuenca. Esta vía de comunicación favorecería el desarrollo de las ferrerías, instalaciones donde se trabajaba el hierro de distintas minas.
La infraestructura se encontraba en una vía importante encargada de comunicar el paso de Castilla a Aragón, entre la ciudad de Cuenca y el Señorío de Molina, por lo que era en este puente donde se establecía el control de los derechos de portazgo y asadura de la encomienda santiaguista de Huélamo, de 1175.
El puente, de un solo vano, fue construido con mampostería de piedra caliza y tiene unos 20 m de longitud. Los sillares de la bóveda tienen una labra buena, aunque con algunas irregularidades. En cuanto al tablero de esta infraestructura, consta de una pequeña capa de greda apisonada bajo los cantos del mismo. Parece ser que con esto se pretendía alisar el terreno y conformar una plataforma lista y estable sobre la cual se colocaban las piezas que conformaban el pavimento.
Muy cerca de este punto se encuentra un conjunto de cavidades denominadas “Cuevas de los Gancheros”, del que forma parte la conocida “Cueva de la Mora”. El origen de esta curiosa denominación surge porque estas cavidades eran utilizadas por los gancheros encargados de realizar las maderadas del río Júcar y por sus familias. El comienzo de esta práctica comenzaba en este puente y, precisamente, se pueden observar en él algunas huellas producidas por las garras de hierro marcadas en la losa de hormigón colocada en este emplazamiento a principios del siglo XX. Estas garras eran las herramientas utilizadas por los gancheros para poder descargar troncos y otras mercancías, así como colocar cuerdas que se utilizaban para sujetar los troncos desde lo alto del puente hasta el río Almagrero, que desemboca en el Júcar muy cerca del puente.
Como reconocimiento a esta antigua práctica, se colocó una placa conmemorativa en junio de 2022 dedicada a las maderadas y a todas las personas que participaban en las mismas, no solo gancheros, sino también arrastradores y carreteros.