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Cultura
Molinos de Campo de Criptana
Se trata de un conjunto de diez molinos de viento que se distribuyen a lo largo de una ladera en el término municipal de Campo de Criptana. Tres de ellos datan del siglo XVI, sus nombres son Sardinero, Burleta e Infante. El conjunto de molinos de Campo de Criptana está declarado Bien de Interés Cultural.
Son molinos del tipo “torre”, construidos en mampostería y blanqueados con cal. Tienen una planta circular con ventanucos que hacen de guía para conocer la orientación del viento. Tienen tres plantas: la superior con las piedras de moler y las inferiores de almacén y embalaje.
Las Relaciones Topográficas de Felipe II en 1575 hacían referencia a “muchos molinos” en Campo de Criptana. Sería dos siglos después, en 1752, cuando el Marqués de la Ensenada hiciera el primer estudio catastral en la zona, que determinó que en ese momento existían en este municipio manchego un total de 34 molinos de viento. La abundancia de estas infraestructuras ha hecho que se identifique la localidad de Campo de Criptana como el lugar que inspiró a Miguel de Cervantes para escribir el mítico capítulo en el que don Quijote guerreaba contra estos gigantes con aspas.
El declive de la actividad molinera llegó ya en la segunda mitad del siglo XIX, aunque se produjo de manera muy progresiva en esta localidad. Según los registros la actividad de estos molinos en Campo de Criptana se mantuvo hasta mediados del pasado siglo, cuando se seguía empleado la energía eólica para la fabricación de harina de almortas y la molturación de piensos para el ganado.
Actualmente tan solo es posible visitar algunos de estos molinos: Infante, Burleta, Culebro –que alberga el museo dedicado a Sara Montiel-, el Quimera –convertido en Museo de la Semana Santa- y el Poyatos, que actúa como punto de información turística.