Puntos de Interés
Vegetación
Morera blanca
Se trata de una especie arbórea que puede llegar a medir hasta 18 m de alto. Se caracteriza por ser especialmente ramoso y contar con una copa ancha y una corteza lisa y gris que se va agrietando y volviendo más parda a medida que el árbol envejece. Sus hojas son caducas y tienen un tamaño y forma bastante variables. Las características de sus hojas son las que la diferencian de la especie de la morera negra. En el caso de la morera blanca son más gruesas, pelosas, rugosas, ásperas y, además, tienen la base muy escotada y la punta menos aguda.
Sus frutos están compuestos por pequeños granos que se agrupan formando una estructurada parecida a la de una mora de zarza y que botánicamente se conoce con el nombre de sorosis. Es una especie que no tiene preferencias en cuanto al tipo de suelo, aunque suele criarse mejor en aquellos profundos y fértiles y sufre más en terrenos ácidos. Se trata de una especie no autóctona de la península Ibérica, sino que proviene de Oriente, aunque es complicado determinar su área natural de distribución, ya que se sus semillas son fácilmente transportadas por las aves. Su expansión por la cuenca mediterránea se produjo en el siglo VI.
En la Península se cultiva fundamentalmente como elemento ornamental, aunque posee especial importancia en regiones como Murcia y Granada, donde la cría de gusanos de seda hace esencial la existencia de esta especie cuyas hojas sirven para alimentar a estos invertebrados. Además se considera que su madera pose buena calidad porque aguanta los cambios de humedad sin deformarse.