Puntos de Interés
Municipio
Miravet
Miravet es un pequeño municipio de la comarca de la Ribera de Ebro bañado por las aguas del río Ebro en su margen derecha. El origen de esta población es íbero como prueban los restos arqueológicos encontrados en uno de los lugares más emblemáticos de esta población: su castillo, donde se ubican las ruinas de un asentamiento bastante destacado.
Por su localización, Miravet tiene una situación estratégica y por sus tierras han pasado multitud de pueblos que han dejado su impronta en las calles de la población. Aunque se piensa que los romanos también pasaron por aquí, fueron los sarracenos, en el año 715, los que conquistaron Tortosa y ocuparon esta colina y, posteriormente, los almorávides formaron el núcleo de población bajo el dominio del castillo fortaleza construido tras la creación del Reino de Taifa de Tortosa, que motivó la fortificación de la frontera de los condados catalanes. En ese momento consiguió su denominación árabe de la que ha derivado su nombre actual.
En 1153 Ramón Berenguer IV conquistó Miravet que fue entregado a la Orden del Temple, encargados de su administración, gestión y defensa. Con ellos como únicos señores de la zona entre el Ebro y el Algars, el pueblo iría ganando importancia, siendo un punto estratégico a lo largo de siglos y viviendo las numerosas batallas y guerras. Pasó a ser, además, sede provincial de la Orden del Temple y por eso, desde aquí era donde se tomaban las decisiones más importantes. Posteriormente, entre 1509 y 1511, los habitantes de Miravet fueron convertidos al cristianismo, lo que acabó con el tipo de organización municipal islámica.
Precisamente serían los Templarios los que aprovecharon el antiguo castillo musulmán convirtiéndolo en una fortificación con monasterio de estilo románico-cisterciense. Este monumento está declarado Bien de Interés Cultural y está considerado, junto al castillo de Peñíscola, uno de los mejores ejemplos la arquitectura religiosa y militar templaria en todo Occidente, además de ser el segundo castillo románico más importante de nuestro país solo por detrás del de Loarre. Destaca por su mezcla de estilos, islámico, bizantino y cisterciense.
Cuentan las leyendas, que la Plaza de la Sangre recibe su nombre por el color rojo de sus baldosas, a causa de la sangre del último Comendador del Castillo de Miravet, que fue ajusticiado justo en ese enclave. Según los vecinos, cada 28 de diciembre se levanta de su tumba y se pasea por el Castillo y el pueblo llamando a sus caballeros sin recibir respuesta.
Miravet también sufrió los embates de la Guerra Civil y de la famosa Batalla del Ebro. Este sería uno de los puntos por los que los republicanos cruzarían el río al inicio de la batalla. El ejército franquista se hizo fuerte en el castillo pero los republicanos acabarían arrebatándoles la plaza, quedando el pueblo en segunda línea de frente, no pudiendo, sin embargo, librarse de los bombardeos de la aviación que dejaron numerosas pérdidas humanas y patrimoniales.
Otra de las joyas del municipio es la Iglesia Vieja, situada en pleno centro. Se trata de un templo renacentista levantado entre los siglos XVI y XVII por la Orden del Hospital aprovechando las ruinas de una antigua mezquita. Tiene forma de cruz y una cúpula en la que destaca su decoración con esgrafiados y donde todavía pueden adivinarse los restos de algunas pinturas de estilo barroco, así como una gran mesa de piedra realizada por los templarios en el siglo XII y que antiguamente se encontraba en el castillo. Igualmente, puede verse el agujero producido por el impacto de una bomba de la Guerra Civil, época durante la que sufrió su saqueo y posterior ruina.
Mención especial merece el pueblo viejo, conocido como “Cap de la Vila”. Un entramado de casas que se asoman al río y suben aprovechando las paredes de la montaña y los acantilados. Aquí se encuentran bonitos rincones con estrechas calles porticadas, casas antiguas y unas maravillosas vistas sobre todo el río.
Se recomienda no perderse el paso de barca de Miravet, último transbordador fluvial que permite cruzar el río Ebro entre Miravet y la C-12 (Eix de l'Ebre). Se puso en marcha en 1946, tras la Batalla del Ebro y su cambio de localización, el antiguo se encontraba al final de la Costa de Riago, ha permitido su supervivencia. Lo componen dos “llaguts” que están unidos por una plataforma y funciona sin motor, aprovechando la fuerza del agua para cruzar de un lado a otro del río.
Miravet también es conocido por su cerámica, de larga tradición ibérica y romana, aunque con reminiscencias musulmanas, que llegó a alcanzar fama internacional.
En cuanto a las festividades celebradas en este municipio destacan las Fiestas Mayores de Verano, en honor de San Domènec, patrón de los alfareros, que tiene lugar a principios del mes de agosto. En octubre son las fiestas de la Virgen de Gracia, patrona del pueblo. Durante las mismas se celebra misa y procesión así como ofrenda de flores a la Virgen y numerosos bailes y conciertos. Por último nombrar las fiestas de San Antonio, el 17 de enero, en la que hay un paseo de carrozas donde se bendice a distintos animales y se comparte la tradicional butifarrada popular en la calle de la Creu.