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Municipio
Gelsa
El municipio de Gelsa, situado en la margen izquierda del Ebro, obtuvo su nombre proveniente de la colonia romana Lépida Celsa, considerada la primera colonia romana instaurada en el valle del Ebro, y que era en sus orígenes un poblado íbero conocido con el nombre de Celse.
Algunas de las construcciones de esta localidad, como las calles de las Ocho Esquinas y la de los Cubiertos o el Pilón de las Levatas, llevan a suponer que Gelsa fue probablemente fundada por árabes que, a su vez, también dejaron su huella en los sistemas de riego del lugar como lo son el azud, las acequias y las norias.
En cuanto a su patrimonio, cabe destacar su iglesia parroquial, del siglo XVII, levantada en honor a San Pedro Apóstol. En esta iglesia se encuentra el relicario de la Santa Espina que según la leyenda pertenecería a la corona de espinas de Jesús de Nazaret. También es importante mencionar la ermita de Nuestra Señora del Buen Suceso, edificada en el siglo XVIII, quemada en 1936 y reconstruida posteriormente gracias a los donativos de los vecinos del municipio.
Las fértiles tierras de la Ribera Baja del Ebro han permitido que el municipio de Gelsa desarrolle su actividad económica en torno a la agricultura, cultivando extensas huertas también en las mejanas del río. Esto último ha sido posible gracias a que Gelsa ha conservado, desde la época romana, el antiguo sistema de paso de barca que permite acceder a las mismas desde la orilla del río. En la actualidad, Gelsa compagina esta actividad agrícola con una creciente actividad industrial que se desarrolla en torno a la fabricación de productos derivados del yeso.
Las fiestas patronales son en honor a la Virgen del Buen Suceso, el 8 de septiembre, y también se celebra San Pedro Mártir de Verona el 29 de abril.