Puntos de Interés
Municipio
Villanueva de Jiloca
Situada en la margen izquierda del río Jiloca entre huertas, frutales y dos apeaderos ferroviarios abandonados, encontramos la localidad de Villanueva de Jiloca. Los orígenes de esta pequeña población, camuflada entre pequeñas y agrestes colinas salpicadas de pinares, choperas y viñedos, se remontan al año 1120. En aquel momento Alfonso I había conquistado el valle y el pueblo pasó a formar parte de la Corona de Aragón. Estuvo regida por el fuero de Daroca hasta 1248, cuando gracias a los privilegios otorgados por Jaime I se incorporaría a la Comunidad de Aldeas de Daroca, dentro de la Sesma de Gallocanta.
Lo primero que sorprende de esta población es su casco urbano que, asentado en la ladera de la montaña, todavía conserva su trazado mudéjar de callejuelas estrechas y empinadas y callejones sin salida. El núcleo de población se formó en la parte alta del pueblo, en la Calle del Castillo. Esto hace pensar que probablemente existió algún torreón de vigilancia construido para mantener la comunicación visual con Daroca y los puntos fortificados a ambos lados del río Jiloca hasta el castillo de Báguena. A medida que fue aumentando la población las edificaciones se construyeron hacia el barranco natural que cruza el pueblo y en una fase de crecimiento posterior las casas se construyeron al otro lado del barranco, llegando hasta la ribera del río. Al sur del barranco se reservó un espacio más amplio para construir los edificios públicos: el Ayuntamiento, el horno, la lonja, el hospital de pobres y la cárcel.
Dentro de su caserío despunta la Iglesia de San Gil Abad. Una construcción del siglo XVIII perteneciente al estilo barroco. Al templo se accede por una portada en arco de medio punto con rosca adornada, y posee tres naves con crucero y cabecera recta. Además presenta un pequeño campanario sobre el muro del lado de la epístola.
Otro de los edificios emblemáticos del municipio es la Casa Consistorial, de estilo neomudéjar. Está construida utilizando piedra de sillería y presenta una única planta en la que destaca su portada en arco de medio punto flanqueada por ventanas. Villanueva de Jiloca también posee dos ermitas de gran belleza. La ermita de San Bartolomé, construida en el siglo XV, se sitúa sobre un pequeño cerro sobre el caserío, mientras que la ermita de Nuestra Señora del Rosario, construida en el siglo XVI, pertenece al estilo mudéjar. Hoy se encuentra en estado de ruina aunque conserva algunas pinturas murales.
Las callejuelas de esta localidad guardan otros tesoros de interés como son las casonas solariegas. A este grupo pertenece imponente Casa de los Abad de Bernabé. Este edificio de tres pisos construido en ladrillo sobre zócalo de piedra corresponde al estilo renacentista del siglo XVI. La planta baja consta de dos portadas en arco de medio punto y una ventana con reja entre ambas; en el segundo piso destacan tres balcones y el escudo de armas sobre la portada mayor. La última planta tiene cuatro ventanas bajo un alero de madera. Actualmente esta edificación cuenta con un pequeño museo parroquial donde se puede conocer parte de la tradición orfebre de la zona.
Hasta 2004 se conservaron en la Plaza Mayor del pueblo los restos de una antigua olma, un espléndido árbol que estuvo ligado a la historia del pueblo durante más de doscientos años, pero que tuvo que ser talado.
Por último destacar la existencia del peirón de San Gregorio, levantado en el camino viejo de Valdehorna, y que aún se conserva en perfectas condiciones, y los dos yacimientos antiguos de interés: el de Cerro Redondo y la Pila de los Moros.
Los villanovanos celebran fiestas en honor a su patrona Nuestra Señora del Rosario, San Gregorio y San Isidro, el primer fin de semana de agosto.