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Cultura
Cueva de Coimbre
En el ámbito territorial de la villa de Besnes, en Peñamellera Alta, se puede visitar una de las cuevas que prueban las ocupaciones humanas durante la prehistoria en el valle del Cares. Se trata de la Cueva de Coimbre o Cueva de las Brujas, declarada Bien de Interés Cultural en el año 1985.
En la ladera este respecto al río Besnes se encuentra la entrada a esta caverna calcárea, rica en historia y arte rupestre. La historia de su descubrimiento científico se remonta a 1971 cuando dos jóvenes de Alles se adentraron en ella. Se hallaron grabados y una gran cantidad de yacimientos arqueológicos pertenecientes a un asentamiento de hace más de 12.000 años. A partir de ese momento han sido diversos equipos los que han podido estudiar el yacimiento, comenzado por J. A. Moure Romanillo y G. Gil Álvarez y seguido de una forma más intensa a partir de 2008 con sucesivas campañas de investigación arqueológicas.
Entre los restos de Coimbre destaca el arte parietal en forma de bóvidos, cérvidos y caballos además de formas femeninas y otros signos. En la sala principal se muestra un enorme bisonte grabado en piedra, siendo la manifestación gráfica más representativa de la cueva. Estas formas pertenecen a edades del Magdaleniense inferior y superior, es decir, de hace 19.000 y 14.500 años aproximadamente.
Existen otras áreas de la cueva de más difícil acceso que también presentan ilustraciones paleolíticas. Muestran un trazado más fino y profundo en la piedra calcárea, con formas más simplificadas posiblemente debido a que son espacios más reducidos, de complicado acceso y en algunos casos con falta de iluminación.
El resto de los hallazgos encontrados en la cueva se componen de fragmentos óseos humanos y de animales. La mayoría de los restos animales encontrados e identificados pertenecen a cabras, seguido de ciervos, rebecos y otros animales como el caballo, el uro y el caballo. Asimismo, se han descubierto utensilios de sílex para la caza y pesca y otras tallas.
La cueva de Coimbre ha sido de gran relevancia durante el Magdaleniense superior, considerándose un hábitat importante para el sector centro-oriental de la zona cantábrica. Por ello, se considera de gran importancia para su estudio y conservación.