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Cultura
Horno de la ferrería en río Pedroso
Antaño, la economía de Barbadillo de Herreros y prácticamente de toda la comarca se basaba, principalmente, en la ganadería y en la industria. De esta última destaca su famosa ferrería.
Según algunos documentos hallados en el Monasterio de San Pedro de Arlanza, en el año 1040 ya se mencionaba una fundición en este lugar. Y es que, ya desde tiempo de los romanos se venían explotando minas de hierro, plomo y cobre, debido a la abundancia de estos materiales en la zona.
La industria proliferó, y en 1872 había en estos territorios hasta tres ferrerías de altos hornos. Dos de ellas en el propio Barbadillo de Herreros y, otra más, en Huerta de Abajo. En ellas se fundía el hierro y era transformado en lingotes para facilitar su transporte.
El río Pedroso desempeñaba un papel fundamental, ya que las ferrerías necesitaban sus aguas para fraguar bien y producir piezas de hierro lo suficientemente resistentes. El proceso de fundición se realizaba utilizando carbón vegetal, ya que gracias a este material podían conseguirse las elevadas temperaturas requeridas para fundir este tipo de material y se conseguía antes la combustión.
El funcionamiento era sencillo y rudimentario. El horno se alimentaba desde arriba con una capa de carbón y otra de oligisto o mineral de hierro y así sucesivamente hasta cerrar el horno. En la parte inferior el horno tenía una especie de piquera colocada a una cierta altura por donde salía la colada y la escoria, que o bien flotaba o quedaba depositada abajo.
Hay que destacar, que era tanto el carbón vegetal que se necesitaba, que en los alrededores de esta ferrería la vegetación estaba totalmente esquilmada, como consecuencia del aprovechamiento de la madera para la elaboración de este tipo de carbón.
Años más tarde, terminada la Guerra Civil, la escoria que aún quedaba en este tipo de hornos repartidos por toda España fue retirada ya que de ella podía sacarse un 30% de hierro que todavía conservaban.
Aquí solían fabricarse herramientas de carácter agrícola, como azadas, picos o palas. También ejes para carros. Ninguna de estas piezas se terminaba aquí, y eran mandadas en bruto a un herrero que se encargaba de terminarlas. Igualmente se fundía el mineral para fabricar lingotes que eran transportados posteriormente por el tren minero. Éste tren unía los pueblos de Villafría con Bezares, situados unos kilómetros más allá de Barbadillo de Herreros. Gracias a la puesta en marcha de este tren se instalaron dos ferrerías y una herrería en Barbadillo. Apenas funcionó unos pocos años y terminaría desapareciendo hundido por la huida del negocio. De hecho, el abandono de la última ferrería, en 1926, produjo un gran descenso de la población de Barbadillo y la pérdida de su carácter industrial.
Hoy día, en el Ayuntamiento de esta localidad existe un pequeño museo en que se muestra qué era la ferrería y qué se fabricaba allí.
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