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Cultura
Minas de Cerracín
Uno de los rasgos que siempre ha caracterizado a la Sierra de la Demanda ha sido su carácter minero. Los ejemplos de actividad más notables comenzaron a desarrollarse desde el siglo XV, aunque no sería hasta el siglo XIX cuando la minería alcanzaría su máxima plenitud.
Corría el año 1895 cuando se solicita la concesión de una línea férrea que enlace los yacimientos de la sierra con Burgos. The Sierra Limited Company, una empresa de origen inglés, compraría las minas cercanas y la concesión del ferrocarril minero con el objetivo de dar una fácil salida al mineral extraído en esta zona, abaratando su precio.
Una de las minas más importantes de toda esta zona sería la situada cerca del arroyo de Cerracín, que pertenecían al término municipal de Pineda de la Sierra y estuvo explotada hasta bien entrada la década de 1950.
Nos encontramos estas minas cerca del cruce que sube al monte San Millán. Era una explotación muy importante, primero por la calidad extraordinaria del carbón que allí se extraía, muy semejante a la hulla que se conseguía en Asturias. El carbón de esta mina era mucho mejor que el extraído en las minas de Villasur de Herreros o San Millán de Juarros.
Por este motivo el ferrocarril minero la explotó y le hizo buen negocio. En los diarios antiguos hay una noticia que explica que, cuando se intentó hacer una nueva vía férrea que comunicara Pineda de la Sierra con Bilbao, Pascual Echegaray, uno de los accionistas más importantes, organizó junto con el gerente de la vía y su socio inglés, un paseo en tren para captar inversores. Prepararon un trenecito con dos locomotoras que partió desde Villafría. Pararon a almorzar en la estación de Arlanzón y, posteriormente el viaje continuo, con una velocidad extraordinaria de 20 km/hora, hasta llegar a Pineda de la Sierra. Pararon justamente en estas minas con el objetivo de vender la imagen de empresa solvente a la hora de realizar trabajos de vías y mostrar los logros conseguidos.
Uno de estos logros era la fábrica de briquetas de las minas de Cerracín. La briqueta es un carbón compactado que tiene forma de piña. Actualmente se sigue comercializando. Para fabricarlo se utilizaba el carbón que, una vez sacado del lavadero, no había conseguido la forma de roca adecuada para su venta. Para aprovecharlo, cogían los trozos más pequeños y el polvillo, lo mojaban y después lo compactaban con unas máquinas que le daban su forma característica. Posteriormente se utilizaba en Burgos para las fábricas de luz y para calentar los hogares.
Por aquella época la demanda de carbón era muy grande ya que era la principal fuente de energía. De esta manera, en estas minas se concentraban bastantes trabajadores, que extraían carbón día y noche. Lo que se extraía en Cerracín iba principalmente a Burgos.
Actualmente los alrededores de estas minas pueden visitarse, extremando precauciones. Junto a la boca mina se colocaron unas vagonetas restauradas gracias al Plan Miner. Se trata de una recreación, ya que estos elementos provienen de las minas del norte. También quedan restos del lavadero y de la fábrica de briquetas.
Las minas, que empezarían su explotación alrededor de 1900 cuando el ferrocarril estaba ya en marcha y estuvieron en servicio varios años, siendo los de mayor extracción los de los años 40 y 50, aunque sufrió cierres intermitentes. Finalmente cerraron por falta de rentabilidad dado que era muy costoso mantener una mina solo para abastecer a la ciudad de Burgos y además no podían competir con las minas asturianas, leonesas y palentinas.
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