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Infraestructura
Puente ferroviario río Arlanzón
La vida del ferrocarril minero de la Sierra de la Demanda es la historia de un sueño roto. Richard Preece Williams, de Manchester, obtuvo en 1895 la licencia para construir un ferrocarril que uniese las minas de la Sierra de la Demanda con Burgos. La intención era trasladar el mineral hasta Bilbao, así como prestar servicio de viajeros.
El ferrocarril se construyó en los últimos años del siglo XIX y apenas llegó a funcionar hasta 1904 dado que no era rentable en absoluto. En 1920 se intentó recuperar el servicio para la compañía Minas y Ferrocarriles de Burgos, que realizó distintas obras, también en vano. Las dos locomotoras que quedaron abandonadas en las vías fueron vendidas en 1941, y éstas se desmantelaron poco más tarde.
El ferrocarril minero empezó su construcción entre la localidad de Zalduendo y la Sierra de Atapuerca. Uno de los principales motivos era aprovechar la cantera de Atapuerca y la piedra que se sacaba de allí para la construcción de toda la obra civil asociada al ferrocarril minero, incluido el puente sobre el río Arlanzón.
Arlanzón era un pueblo de importancia durante la edad media y moderna en cuanto a comunicaciones, por lo que se comenzaron aquí los trabajos. Participaron dos cuadrillas, una iría en una dirección y la otra en la contraria. Así según avanzaban las obras, podían llevar fácilmente la piedra hasta allí. De hecho, muchos de los monumentos construidos en ciudades como Burgos, Bilbao o Miranda se realizaron con esta rica piedra, considerada de gran valor porque poseía un grano muy fino y era casi marmolea.
Hoy día todavía es posible atravesar este puente de sillería que consta de 7 arcos de medio punto, tajamares semicilíndricos y pretil metálico. Los sillares del trasdós y los estribos son bastante homogéneos.
Poco antes de esta infraestructura encontramos uno de los aljibes donde se daba agua a las locomotoras.