Red de Caminos
Naturales
Etapa 38: Flix - Móra d'Ebre
Descripción
El desfiladero del Pas de l’Ase
La barca de sirga de Flix, una de las dos operativas en el tramo catalán del Ebro, permite saltar a la orilla izquierda del río. Se deja atrás la central nuclear de Ascó y la masía de Serraneta para entrar en Vinebre y, al poco, volver a la margen derecha del río por el puente de Ascó. A la salida del pueblo, el camino de Barbers permite franquear el desfiladero del Pas de l’Ase, vertiginoso pasaje en el murallón rocoso, y entrar en la depresión de Móra d’Ebre tras un descenso con varios zigzag. Bordeando el enclave de la isla y el galacho de Subarrec, parte del Espacio Natural Protegido de Illes de l’Ebre, se llega a la meta de Móra d’Ebre.
El servicio municipal gratuito del paso de barca de Flix, permite cruzar el Ebro para alcanzar, del otro lado del río, un área de recreo en la que refrescarse. Apenas se ha empezado la etapa por lo que hay que continuar presto de frente, por el asfalto que llevará al usuario hasta una curva donde se toma el carril de la derecha, accediendo a la llanada frutícola de Pla d’Ini.
Los pasos se vuelven ligeros y comienza el descenso sobre un pequeño collado, llevando en la retina la imagen de la central nuclear de Ascó. Tras pasar una plana de olivares y el Mas de Comte, el carril se une a otra pista que estrecha su paso contra la ladera. La espectacular torre de refrigeración del complejo de Ascó se levanta en la orilla contraria mientras que el camino prosigue pasando por la puerta de la Masía de la Serraneta, buen ejemplo de arquitectura tradicional, y en dirección sur, sin cambiar de rumbo, se entra en la población de Vinebre, donde puede visitarse la Casa-Museo de Enric del Osso o el poblado íbero de Sant Miquel. Para salir de la localidad, llegados a las inmediaciones de la carretera C-12, el camino se aventura por un paso subterráneo para sortear la infraestructura y proseguir entre viñedos hasta el puente de Ascó, población a la que se entra por la carretera de Camposines. Ascó, que hunde su origen en un antiguo poblado íbero que protegía el estrecho del Pas de l’Ase, conserva un interesante barrio morisco, en las laderas de la colina que acoge su castillo.
Basta recorrer la calle hacia el sur, para alcanzar la ermita de la Mare de Déu y posteriormente salir a la carretera C-12B. Tras andar 500 m por ella, en una curva a izquierdas, se abandona ésta y se prosigue por un carril que desciende cruzando el barranco de la Gala: es el inicio del camino de Barbers.
Un recorrido con buenas vistas sobre el Ebro que a su vera izquierda acompaña el trazado del ferrocarril. Hay que obviar un primer túnel, bajo el FFCC, y cruzar por el segundo pasadizo que aparece, para seguir paralelo a la vía férrea, pero por el lado norte. Un nuevo giro a la izquierda antecede a otro túnel que también se descarta. No así el cuarto, que se ha de atravesar. Se encuentra entonces un indicador de rutas senderistas locales y se toma el ramal de la izquierda que, a los pocos metros de ascenso, se abandona, subiendo por una senda que permitirá atravesar el desfiladero del Pas de l’Ase (paso del Asno).
La senda se ajusta al murallón rocoso, sobre el FFCC y el río, discurriendo con vértigo por un escalón ganado al escarpe. Varios zigzag descienden y conducen a un resalte que hace de mirador, en el que disfrutar con la información que ofrece una mesa que interpreta el paisaje. El senderista llegará a un campo ribereño tras ponerse de nuevo a la altura de la vía férrea, en el que el carrizal ha colonizado la zona. Una vez atravesado, en dirección sureste, comienza una pista que, en su primer tramo, va muy ajustada a la vía, pero que después se abre a la extensión cultivada de las Sènies de García. El trazado conduce junto a la estación del tren y el Mas de les Sènies y llega a un cruce, al que se incorpora una pista que baja de la derecha, por el barranco de Roians, donde aparecen las señales del GR 171.
Continúa el itinerario de frente, y tras pasar bajo el puente del FFCC (el GR 171 se aleja en dirección a García), se supera un nuevo estrechamiento que acerca la pista al cauce del Ebro. Aquí se detecta un escarpe donde comienza el camino asfaltado de Subarrec. El carril se separa de la orilla del río y cruza una franja de huertas; después se pega de nuevo al talud, a la altura de la isla de Subarrec.
Poco queda ya para alcanzar el parque fluvial de Móra d’Ebre y su embarcadero. Por el paseo de la ribera se termina en la plaza del ayuntamiento y, entre calles, se vislumbra el parque urbano, a pocos metros del peculiar puente arqueado de la capital de la comarca Ribera d’Ebre, presidida por su castillo de origen islámico.
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Las islas del Ebro
Repartidas a lo largo del cauce del Ebro, desde Ascó hasta Deltebre, existe un reguero de pequeñas islas y galachos que el río ha ido construyendo e individualizando. Son zonas de exuberante vegetación de ribera de un alto interés natural, con garzas, martín pescador, diversidad de pequeños paseriformes, etc., y una formación riparia en buen estado y biodiversa (cañizares, playas de limos, sauceras, alamedas...). Además, actúan como biotopo puente durante el viaje de las aves migratorias desde las zonas húmedas del delta hacia el interior de la península y viceversa, permitiendo su refugio, descanso y alimentación. Algunas de estas islas forman parte además del Pla d’Espais d’Interès Natural (PEIN) Illes de l’Ebre.