Red de Caminos
Naturales
Etapa 6: La Dama - Alajeró
Descripción
La belleza oculta de los paisajes del sur
A lo largo de los 12,2 km de esta etapa, que transcurre entre las poblaciones de La Dama y Alajeró, el viajero atraviesa varios barrancos y anchas lomadas, surcadas de bancales y salpicadas de pequeños núcleos rurales de gran acervo tradicional y cultural. Este conjunto de elementos conforman un armonioso y bello paisaje, característico del sur de La Gomera.
La etapa 6 del Camino Natural Costas de La Gomera parte de la población de La Dama. Esta pequeña población, situada sobre una ancha lomada entre los barrancos de Erque y de Iguala, cuenta con la mayor superficie de la isla dedicada al cultivo de plátano.
Después de avanzar por la calle principal de la localidad, y unos metros antes de alcanzar la ermita de Ntra. Sra. de las Nieves, el camino desciende por un tramo escalonado hasta alcanzar la renovada carretera que se dirige a la playa de la Rajita. En este punto el viajero debe extremar la precaución pues tendrá que caminar por la calzada unos 70 metros, hasta alcanzar un poste direccional que marca el punto donde debe desviarse a la derecha. Aquí comienza un descenso empinado y serpenteante hasta la playa de la Rajita, en la desembocadura del barranco de La Rajita. El viajero se encuentra ahora en la parte baja del Paisaje Protegido de Orone, que se extiende hacia el interior de la isla contando entre sus límites con importantes elementos geomorfológicos como la Fortaleza de Chipude, y albergando varios endemismos como la tabaiba de monte (Euphorbia lambii) y varias especies de crasuláceas (Aeoniums sp.)
Durante el serpenteante y empinado descenso el viajero puede disfrutar de las espectaculares vistas que ofrece la playa de la Rajita, una de las pocas playas del sur insular con acceso por carretera, flanqueada por los verticales acantilados del Viejo, y un poco más allá la punta de la Nariz, que se adentra prominente en las aguas del océano Atlántico.
Alcanzado el fondo del barranco, entre balos (Plocama pendula) y aulagas (Launaea arborescens), el viajero observará varias construcciones semiabandonadas, pertenecientes a la antigua factoría conservera que se ubicaba en este lugar. Esta antigua factoría de salazón, en funcionamiento hasta los años 70, se nutría de los abundantes túnidos que proporcionaban las aguas del sur de la isla, como atunes y caballas. Actualmente, el antiguo muelle y algunos edificios se mantienen como testigos mudos de una floreciente industria pesquera que supuso uno de los principales motores económicos de la isla.
Retomando el camino, el viajero debe caminar por la carretera dejando atrás la playa unos 130 metros. Aquí, el camino se desvía a la derecha para cruzar el ancho barranco por un trazado poco definido sobre un lecho de cantos rodados, hasta alcanzar un pequeño transformador, desde donde parte una empinada subida por la ladera rocosa, abandonando ya el fondo del barranco.
Durante esta zigzagueante subida, el viajero contempla de nuevo buenas panorámicas de la playa de la Rajita. La vegetación no presenta demasiados cambios, estando dominada por balos, magarzas y tabaibas, apareciendo en la parte final de la subida bonitos ejemplares de cardón (Euphorbia canariensis), que suponen la etapa más evolucionada de los tabaibales y cardonales y que han quedado relegados a escarpes rocosos poco accesibles como este.
El ascenso por la basáltica ladera finaliza al alcanzar el Lomo de Pelé, donde el camino se desvía a la izquierda en dirección a Arguayoda, dejando a la derecha la pista que conduce hacia la playa de la Negra. Ascendiendo suavemente por la ladera de la Cañada de Pelé y a la altura del cerro de los Roquillos (a la derecha de la marcha), el camino avanza ya por la extensa lomada de Arguayoda, dejando a la derecha el barranco de la Negra. La inconfundible silueta de la Fortaleza de Chipude despunta en el horizonte sobre este paisaje de extensos bancales, cubiertos en invierno por un verde tapiz de herbáceas que, con la llegada del verano, se transforma en una gran alfombra dorada.
Unos metros antes del pueblo, el caminante se incorpora a un tramo asfaltado que conduce hasta la entrada a la pequeña población donde se elabora un excelente queso artesano de cabra. Tras rodear la pequeña ermita de San Sebastián, cuya festividad se celebra el 20 de enero, un pequeño tramo empedrado y escalonado conduce hasta el barrio del Valle Alto. Una vez pasado se alcanza el cruce con la carretera que remonta la lomada de Arguayoda, pasando por los pequeños núcleos rurales de El Mantillo, El Drago o la ermita de Ntra. Sra. del Buen Paso. Echando la vista atrás, el viajero puede contemplar la pequeña población rodeada de palmeras a modo de oasis, con el azul del océano Atlántico como fondo perfecto para esta bonita estampa.
El camino se adentra de nuevo en el Paisaje Protegido de Orone, mostrando las abancaladas laderas de la cañada de Tabuchón. En torno al barranco aún se mantienen en uso varios bancales donde se cultivan patatas aprovechando la humedad que el barranco proporciona. Tras pasar junto un refugio de pastores al pie de la rocosa ladera, el camino ofrece espectaculares vistas del barranco de la Negra, con la playa de la Negra en su desembocadura.
Tras dejar a un lado un sendero que conduce hasta el pequeño grupo de casas de La Manteca, se alcanza la cañada de Fragoso, donde aparecen dispersas algunas palmeras que aprovechan la humedad del pequeño barranco. Tras él, un suavizado descenso adentra al viajero al corazón del barranco de la Negra, primero atravesando el barranco de las Cinco Palmas, sorteado por un tramo empedrado bien acondicionado que transcurre entre palmeras y pequeñas pozas, y tras pasar las abandonadas Casas de la Negra, el barranco de Almagrero, donde palmeras, tabaibas y pitas invaden los baldíos bancales, antes fértiles y productivos.
El camino asciende ahora en un sendero serpenteante que poco a poco va ganando altura, hasta coronar el Lomo de la Sabinita o loma de los Almácigos, desde donde se obtienen buenas vistas de la ladera de la montaña de la Cabeza con numerosas oquedades en sus paredes, y al fondo la montaña de la Oveja.
Tras pasar junto a dos casas abandonadas, el caminante alcanza un depósito situado bajo la montaña de la Cabeza, donde el camino gira a la izquierda y continúa por un tramo asfaltado. Un suave descenso conduce hasta un pequeño collado, conocido como la Degollada de la Negra, desde donde se divisa a un lado el barranco de Almagrero (a la izquierda en el sentido del avance) y el del Charco Hondo (a la derecha), a cual más espectacular. A unos 400 metros transitando por este tramo compartido con vehículos, el camino se desvía a la derecha pasando por delante de una casa aislada, donde un poste direccional indica la distancia a la población de Alajeró, a 2,4 km de este punto.
Unos metros más adelante, en las proximidades de la localidad de Magaña, aparece una modesta construcción, donde es posible que algunas de las cabras que pastan por estas lomas, salgan al paso del viajero, incluso, si tiene suerte, podrá disfrutar de la habilidad de los pastores haciendo uso del tradicional salto con astia, que les permite sortear con gran maestría las abancaladas laderas en busca de sus rebaños.
En un suave descenso el viajero pronto visualiza un rincón de especial belleza, es el barranco del Charco y sus pozas. El viajero transita por el camino pasando justo por encima de un pequeño estanque, rodeado de una vegetación propia de estos barrancos, con palmeras, chumberas, balos y pitas en las zonas más húmedas y tabaibas, aliagas en las zonas más secas situadas en las partes medias y altas de las laderas.
El camino, que asciende serpenteante por la cuesta de Tapopay, alcanza la punta del mismo nombre, donde el estrecho sendero da paso a un tramo asfaltado que conduce hacia Alajeró. Merece la pena pararse unos momentos en este altozano para disfrutar del paisaje que ofrecen los verdes barrancos salpicados de pequeños núcleos rurales y de esbeltas palmeras.
En la cabecera de este barranco, se encuentra el drago (Dracaena draco) más antiguo de La Gomera, el conocido drago de Agalán. Este longevo árbol, emblema del municipio de Alajeró, cuenta con más de 400 años de antigüedad y, junto con una pequeña casa rodeada de un bonito palmeral que se distingue desde este punto, en el barranco de Tajonaje, sobrevivieron milagrosamente al devastador incendio que arrasó el valle en el 2012.
Ya por la carretera, el camino avanza rodeando la montaña de Castilla, ofreciendo una pintoresca panorámica de la montaña del Calvario, coronada por la ermita de San Isidro, que aparece diminuta en lo alto del promontorio. El camino transita ya por la calle Fagundo del pueblo de Alajeró, hasta desembocar en la plaza del Ayuntamiento, dónde finaliza esta etapa del Camino Natural.
Aquí el visitante no debe dejar de visitar la Iglesia de San Salvador, construida en el siglo XVII, un bello ejemplo de clasicismo arquitectónico que cuenta con una las esculturas más antiguas de La Gomera, el Cristo Crucificado (s. XVI), y con una peculiar fachada construida exclusivamente en piedra.
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Salto con astia
El salto con astia (asta) o salto de pastor surge como una respuesta a la necesidad de moverse de una forma rápida y segura por la complicada orografía de la isla, formado parte ya del patrimonio cultural y la identidad canaria.
El astia, como se conoce en La Gomera, consiste en una vara de madera (palo) de forma troncocónica, de unos dos metros de largo y una punta metálica a modo de lanza (regatón), que suele tener una protección de cuero en la unión con el palo (cuero o calzoncillo).
Antiguamente gran parte de la población usaba esta técnica para los desplazamientos entre pueblos por la agreste orografía insular, aunque actualmente la utilizan casi exclusivamente los escasos cabreros y pastores que aún ejercen estas actividades, habiendo derivado en una práctica deportiva no competitiva que mantiene viva esta tradición.
Paisaje Protegido de Orone
Paisaje Protegido de Orone
El Paisaje Protegido de Orone abarca dos impresionantes barrancos, el de Erques-La Rajita y el de La Negra, conectados en su cabecera por una cuenca común labrada por la erosión. Tiene una superficie de 1.788,1 hectáreas, con cotas altimétricas que oscilan entre los 0 y los 1.355 metros, en los términos municipales de Vallehermoso y Alajeró.
Este Paisaje alberga valiosos endemismos como la tabaiba de monte (Euphorbia lambii) y varias especies de crasuláceas (Aeonium sp.). Entre las aves destacan las nidificantes asociadas a hábitats costeros, como la pardela chica (Puffinus assimilis), el petrel de Bulwer (Bulweria buiwerii) o el águila pescadora (Pandion haliaetus).
Parte de este espacio está dentro de la zona periférica del Parque Nacional de Garajonay, catalogado como Área de Sensibilidad Ecológica (ASE), además cuenta con otra Área de Sensibilidad Ecológica en la parte baja del cauce del barranco de La Rajita. En su interior se encuentra el Monumento Natural de La Fortaleza y singulares roques como los de La Fortaleza, Imada y Teremoche.
El espacio posee un gran valor paisajístico y cultural, conformando un paisaje de asentamientos rurales tradicionales integrados en un paisaje de abrupta orografía tapizado de antiguos bancales que recubren las empinadas laderas.