Red de Caminos
Naturales
Etapa18: Binissafúller - Punta Prima
Descripción
Colorida etapa con multitud de matices que disfrutar
En poco más de 8 km y en una zona a priori ampliamente urbanizada, se descubre una etapa llena de colores y formas, con calas como las de Binibèquer y Binissafúller, extensas playas como la de Punta Prima, la Torre defensiva de Son Ganxo, lugares para perderse como el poblado de pescadores de Binibeca Vell y luces que iluminan el camino como el Far de L’illa de l’Aire.
La decimoctava etapa del Camino Natural Camí de Cavalls comienza en el extremo suroriental de una tanca, típica finca agropecuaria menorquina, donde se localiza el panel interpretativo de Caminos Naturales. Se abandona la finca atravesando una tradicional barrera menorquina y girando a la izquierda en Binisafua. El recorrido emprende entonces un tramo compartido para cicloturistas de unos 523 m, ya que los senderistas disponen de acera para recorrerlo. Al finalizar este tramo compartido se gira a la derecha por la calle que, en descenso, conduce al viajero a la Platja Binissafúller. Esta pequeña cala presenta unas aguas color turquesa de alta calidad, fruto de la buena salud de las praderas de Posidonia oceanica del entorno.
Además de la paradisiaca Cala Binissafúller, el viajero aficionado a la aviación podrá disfrutar del paso de los numerosos aviones comerciales de las diferentes líneas aéreas que operan en el cercano Aeropuerto de Menorca (MAH).
Se abandona la cala, como no podía ser de otra forma, con un pequeño ascenso, que tras unos metros por senda de tierra vuelve a transitar por calle asfaltada en una suave subida por el Passeig de la Mar. El pequeño puerto pesquero de Binissafúller sorprende al viajero y más si cabe, las antiguas casetas de pescadores frente a él, dispuestas solidarias unas a otras con las paredes encaladas de blanco y las puertas azul turquesa, unidas por las frases en latín de la parte superior de sus fachadas.
Poco después, una señal indicativa propone un giro a la derecha que, tras una pequeña bajada, zambulle al viajero en un paraje de película donde se inundan los sentidos y la imaginación traslada al visitante a lugares de ensueño. Este lugar no es otro que el poblado de pescadores de Binibeca Vell, con sus calles estrechas y laberínticas y sus casas encaladas de blanco, destacando los elementos de madera en color oscuro, que bien merece olvidarse del reloj y disfrutar de este pequeño y espectacular barrio como se merece.
Tras superar la barrera metálica que impide el paso de vehículos a motor en Binibeca Vell, se gira a la derecha avanzando por el Passeig Maritim Binibèquer Vell, un tramo urbano en el que cada tipología de viajero deberá respetar las normas correspondientes. Siguiendo la señalización se alcanzan sendos aparcamientos para vehículos a motor que denotan la cercanía de la Cala de Binibèquer, espacio que no debe dejar de visitar el viajero, donde además de sus aguas turquesa y su fina arena, destaca el entorno vegetal que precede a esta playa erigiéndose como un oasis entre la extensa zona residencial.
El recorrido prosigue por el Carrer de s’Anfos Blau por donde se abandona Binibèquer Nou, disponiendo de carril bici de asfalto rojo desde una pequeña rotonda donde se ha de girar a la derecha. El viaje continua, ya sin carril bici, por el Carrer de s’Oronella, extremando las precauciones si se realiza en bicicleta ya que se compartirá la calzada con el tráfico motorizado. Casi sin respiro urbanístico, se llega a Biniancolla donde un panel tipo atril de Caminos Naturales informa al viajero del recorrido de esta parte final de la etapa.
La ruta avanza por las calles de esta localidad, principalmente por el Passeig de sa Marina, abandonando el asfalto con un giro a la derecha, para transitar algo más de 600 metros por la línea de costa. Después, toca regresar al asfalto a la altura de la cercana Torre de Son Ganxo, lo que exige desviarse ligeramente del trazado del Camino Natural Camí de Cavalls para visitar esta torre defensiva de tres plantas construida en 1786.
De vuelta al trazado, el viajero no puede dejar de observar el Far de L’illa de l’Aire que domina este pequeño islote de 34 hectáreas de extensión situado muy cerca de Punta Prima. Con 38 metros de altura y construido entre 1857 y 1860, luce como el más alto de Menorca, haciéndolo desde 1995 mediante un sistema fotovoltaico.
Las inequívocas señales del Camino Natural guiarán los pasos del viajero mientras callejea hasta llegar a la playa de Punta Prima. Un lugar donde tomarse un respiro para disfrutar y degustar su gastronomía antes de adentrarse por el Passeig de s’Arenal para, finalmente, cruzar una barrera menorquina que antecede al panel interpretativo que pone punto final a la decimoctava etapa del Camino Natural Camí de Cavalls.
Enlaces de interés
Perfil
(calculado según criterios MIDE para un excursionista medio poco cargado)
Destacados
Praderas de Posidonia oceanica
Es la planta acuática más importante del mar Mediterráneo. Al contrario de lo que muchos piensan, no es un alga sino una planta fanerógama adaptada al medio marino dotada de raíz, tallo rizomático, hojas, flores y frutos. Crece en aguas limpias, siendo un bioindicador de buena calidad de las aguas. Forma praderas de grandes extensiones, componiendo un ecosistema de especial importancia para numerosas especies animales, como por ejemplo la nacra (Pina nobilis), bivalvo mediterráneo de grandes dimensiones y fuertemente amenazado que encuentra en las praderas de posidonia su lugar perfecto para vivir.
La Posidonia oceanica presenta una estacionalidad muy marcada, perdiendo la mayor parte de sus hojas en otoño, comenzando la nueva foliación a finales de esta estación, ralentizándose en invierno y acelerándose y culminando en primavera, donde también tiene lugar la fructificación. En verano, se fijan en las hojas de la posidonia gran cantidad de organismos que viven en ella, conocidos como epibiontes, que serán arrastrados junto a ellas por el oleaje en la época otoñal tras desprenderse las hojas del tallo. Esta gran cantidad de hojas cargada de organismos epibiontes culmina su viaje en las playas donde protege de la erosión, nutre de materia orgánica y cumple un importante papel en la dinámica litoral.
Las praderas de Posidonia oceanica deben ser protegidas y conservadas por su papel fundamental en la conservación del mar Mediterráneo y por sus innumerables funciones, como pueden ser el aumento de oxígeno disuelto en el agua marina con la consiguiente mejora de la calidad de las mismas.