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Cultura
Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria
La iglesia de la Candelaria pertenece a la localidad de Oliva, situada al norte de Fuerteventura. El inicio de las obras data de finales del siglo XVI y es de estilo mudéjar, aunque se complementa con algunas formas peculiares de la arquitectura local.
Su estructura cuenta con una única planta rectangular que consta de tres naves con cubiertas a dos aguas y un óculo realizado en cantería clara. El acceso al templo se realiza a través de una puerta principal realiza en cantería gris. Se encuentra sustentada por arcos de medio punto sobre columnas de base cuadrada y rematada por un frontón triangular abierto en su vértice superior donde alberga una cruz.
La fachada se encuentra enjalbegada, excepto la espadaña, que presenta la denominada piedra “molinera”. En uno de sus laterales se alza el campanario, construido con colores oscuros lo que produce un contraste visual frente a los colores claros que presenta el resto de la fachada. Antiguamente, la torre del campanario sirvió como método de vigilancia para defender a la población de los ataques piratas que sufría la isla de Fuerteventura.
Además, existe una pequeña sacristía anexa al lado derecho que conecta el altar mayor con el exterior. Su cubierta es a cuatro aguas e independiente de la ermita.
Una vez en el interior del templo, es necesario destacar algunos elementos de gran valor. Entre ellos existen cinco óleos pintados sobre lienzo de carácter cristiano donde se representa a San Juan Bautista, San José con el niño, El Calvario, San Juan Evangelista y la Virgen de la Dolorosa. Todos ellos están situados en el retablo mayor de la iglesia y todo apunta a que fueron realizados por Juan Miranda, uno de los pintores más importantes de Canarias del siglo XVIII.
A parte de los óleos anteriormente mencionados, es posible contemplar un cuadro de ánimas donde el Arcángel es el personaje central. A su izquierda se encuentra la Virgen, San José y San Juan Bautista, mientras que a su derecha se encuentra San Pedro, Santa Ana, San Agustín y el rey Baltasar. Este cuadro fue donado por don Melchor de Cabrera y doña Ana de Cabrera y Beethéncourt en el año 1732.