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Vegetación
Dehesa de encinas
La dehesa constituye uno de los ejemplos típicos del sistema agrosilvopastoral en la península Ibérica. Se trata de un ecosistema de bosque mediterráneo que normalmente está constituido por un bosque abierto de especies arbóreas como la encina o el alcornoque y un sustrato inferior de matorral o pastizal. También se conoce como dehesa al tipo de administración de las fincas privadas dedicadas al aprovechamiento agrícola y ganadero del bosque mediterráneo. En la península Ibérica las amplias extensiones de dehesa son un paisaje típico en el suroeste y oeste de España y Portugal.
Constituyen un ecosistema esencial desde el punto de vista social y económico, ya que su aprovechamiento supone uno de los principales motores económicos de las zonas rurales en las que se extienden. En este caso la dehesa está compuesta por amplios grupos de encinas.
La encina es una de las especies que mayor dispersión tiene en el sur de Europa y, sin duda, la más representativa de toda la península Ibérica. Este árbol, familia de las Fagáceas, ha desarrollado impresionantes habilidades para la adaptación a las cambiantes condiciones meteorológicas de países mediterráneos como el nuestro, caracterizado, sobre todo en las zonas del interior, por valores de temperatura extremos, como en el caso de la región extremeña.
Uno de los rasgos que le permite sobrevivir en climas como el de esta región, donde la encina salpica amplias extensiones de llanuras extremeñas, es su porte bajo. Esto le permite desarrollar una copa ancha que le otorga sombra sobre su propio tronco para rebajar así la temperatura durante los tórridos meses de verano en esta región. Además la encina es capaz de realizar la fotosíntesis en las horas de menos calor durante el periodo estival. Pero también está preparada sobrevivir a las duras temperaturas invernales del entorno montañoso de Sierra Morena en el que se localiza esta dehesa, ya que la encina cesa su actividad a partir de los 0ºC.
Con respecto a los usos de la encina, se trata de una especie con un sinfín de utilidades como, por ejemplo, la producción de madera, aunque sin duda el más reconocido es de la alimentación de uno de los animales estrella de la gastronomía española y especialmente de la ganadería extremeña: el cerdo. De hecho el calificativo “de bellota” referido a este animal es un indicativo de calidad. Además, aunque hoy no está muy extendido el consumo de bellotas en la dieta española, lo cierto es que durante siglos –sobre todo antes de la llegada de la patata procedente de América– este fruto proveniente de la encina fue un alimento característico por su gran aporte nutritivo.