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Municipio
Plasencia
La ciudad de Plasencia, localizada al norte de la provincia de Cáceres, ha estado habitada por el ser humano desde la prehistoria, no obstante, su fundación como núcleo urbano llegaría en 1186. Es entonces cuando las tropas cristianas que impulsan la reconquista en esta zona propician la creación de la localidad de Plasencia bajo el emblema latín de Ut placeat deo et hominibus, que en castellano se traduciría como “para el placer de Dios y de los hombres”.
Su estratégica ubicación, a medio camino entre Cáceres, Mérida y Portugal y asentada en pleno valle del Jerte, la convertiría en una ciudad clave en la región. El apogeo de Plasencia llegaría entre los siglos XVI y XVII, cuando se erigen buena parte de los monumentos que han llegado hasta nuestros días.
Entre el patrimonio arquitectónico de la ciudad sobresale la muralla de la que aún se mantienen en pie buena parte de sus puertas de acceso. La ciudad posee un marcado pasado palaciego del que es posible que queda patente en edificios como el palacio del marqués de Maribel, construido en el siglo XV y declarado Bien de Interés Cultural. Un siglo antes fue erigido el palacio de Monroy, el más antiguo de los que se encuentran en la ciudad. El palacio de Loaisa Paniagua, el Carvajal y el de Almaraz, son parte también del amplio legado arquitectónico de Plasencia, que se completa con numerosas casas señoriales que dan buena cuenta de la importancia histórica de la ciudad.
Asimismo, la ciudad se caracteriza por un abrumador patrimonio religioso entre el que merecen una mención especial sus catedrales. La conocida como catedral vieja fue construida en el siglo XIII, ampliada en el XV, declarada como Bien de Interés Cultural. Por su parte la denominada catedral nueva supone una construcción monumental que comenzó a edificarse en el siglo XVI
Dentro de las construcciones religiosas de Plasencia sobresalen también sus iglesias como la de San Nicolás, la de San Martín, la de San Pedro o la del Salvador, todas ellas edificadas durante el siglo XIII. Ya en el siglo XV se erigirían otros templos como el de San Vicente Ferrer o el de San Esteban. Ermitas como la de San Lázaro o el santuario de Nuestra Señora del Puerto añaden un mayor valor a esta arquitectura religiosa, que se completa con los cuatro conventos que salpican las calles de Plasencia, entre los que destacan el de las ildefonsas y el de las carmelitas. Esta ciudad histórica conserva además un importante legado sefardí entre el que destaca el cementerio judío enclavado en el paraje del Berrocal.
Con respecto al entorno natural que rodea Plasencia, existen numerosas rutas senderistas que exploran las inmediaciones de la localidad ofreciendo a los vecinos y visitantes la posibilidad de disfrutar de un enclave de especial interés desde el punto de vista medioambiental y ornitológico. Sin salir del propio núcleo urbano de la ciudad también es posible disfrutar de la riqueza natural de la zona gracias al río Jerte que atraviesa la localidad y que se ha convertido en uno de los puntos esenciales del municipio.