Puntos de Interés
Vegetación
La enebra de Sigueruelo
Esta sabina posee un buen porte y recibe el nombre de “enebra” debido a la tradición en esta zona de Segovia de denominar así a esta especie. Se cree que los grandes grupos de ganado que durante siglos transitaron esta tierra por la que atraviesa el itinerario de la Cañada Real Soriana Occidental –una de las vías pecuarias más importantes de la Península– tienen parte de responsabilidad en la conservación de este ejemplar. Asimismo, la sabina es una especie acostumbrada a sobrevivir en climas extremos con ventiscas o heladas, lo que ha hecho posible que esta “enebra” haya podido llegar hasta nuestros días soportando las duras temperaturas que durante los meses de invierno sufren los pueblos de la sierra de Guadarrama.
Sus hojas, que poseen forma de escama y se encuentran imbricadas, poseen un color verde intenso. En cuanto a su fruto es un gálbulo que suele medir unos 8 mm y es de color azul oscuro o púrpura cuando está maduro y se encuentra recubierto por una capa blanquecina. Las sabinas se encuentran distribuidas principalmente en zonas de la región mediterránea como España, Francia, Córcega y el norte de África. No obstante, en el caso de nuestro país esta especie está catalogada como flora protegida o amenazada en varias comunidades: Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Cataluña, Madrid, Murcia y Valencia.
En relación a la explotación de esta especie sobresale fundamentalmente la utilización de su madera. Se trata de una materia prima que posee un aroma balsámico característico gracias a los aceites esenciales de este árbol, así como por su resistencia a la podredumbre. Estos rasgos han hecho que esta madera sea una de las preferidas para la elaboración de muebles y parqué. De hecho, el nombre científico de esta especie (Juniperus thurifera) significa “productora de incienso”, en referencia a esta madera aromática.