Puntos de Interés
Municipio
Tudela
Tudela es el segundo municipio más poblado de Navarra y se encuentra a unos 94 kilómetros de Pamplona, siendo el centro económico y comercial de la Ribera de Navarra.
Aunque sus orígenes parecen remontarse a época romana, siendo el topónimo proveniente del latín tutela que significaría protección y que haría referencia a una conocida deidad romana, se han encontrado diversos vestigios del paleolítico inferior, así como restos arqueológicos pertenecientes a la I y II Edad de Hierro. En cualquier caso, todo apunta a que el cerro de Santa Bárbara ha estado habitado desde época celta sin interrupción hasta la época actual.
Sería en el 802, con la llegada de los musulmanes, cuando Tudela fue fortificada por el gobernador de la Marca Superior y adquiriendo cierta importancia que la llevaría a convertirse en la tercera ciudad más importante dentro de la Marca Superior de al-Ándalus.
Finalmente, Alfonso I el Batallador logra reconquistar definitivamente la urbe a principios de 1119. Entraría entonces una fructífera época para la ciudad en la que estuvieron conviviendo durante más de 400 años judíos, cristianos y musulmanes.
Siglos más tardes, sería invadida por los ejércitos franceses durante la Guerra de la Independencia, siendo mundialmente conocida la Batalla de Tudela, acaecida el 23 de noviembre de 1808, que hizo que el nombre de la ciudad se tallase en el Arco del Triunfo de París tras la derrota hispana.
El paso de todos estos pueblos ha dejado su impronta de la villa, en la que se han encontrado restos árabes como la Antigua Mezquita Mayor, la torre de Monreal y el puente sobre el río Ebro, una gran obra de ingeniería de 17 ojos y 360 metros de largo, emblema de la ciudad.
Destaca también la Judería Vetula, donde todavía pueden recorrerse sus callejones y donde se vislumbra las distintas tipologías de los edificios situados cerca del casco antiguo donde al parecer existieron tres sinagogas.
De la Edad Media han quedado edificios religiosos como la iglesia románica de La Magdalena, construida sobre un templo mozárabe en el siglo XII, en la que destacan su portada y su esbelta torre y la catedral de Santa Maria, construida hacia 1180 sobre los restos de una antigua mezquita. Ésta última consta de tres naves, cinco ábsides, numerosas capillas, tres puertas, dos torres renacentistas y un imponente claustro. También de esta época es la Casa Consistorial del siglo XV.
Del siglo XVI encontraremos varias casonas y palacios, como el palacio del Deán, el palacio del Marqués de San Adrián, la casa del Almirante, la casa de los Ibáñez-Luna y el hospital de Santa María de Gracia.
Del siglo XVII destacan el Centro Cultural Castel Ruiz, la iglesia de san Jorge y los conventos del Carmen y de las Dominicas.
Del siglo XVIII encontraremos el palacio del Marqués de Huarte, en el que destaca su impresionante escalera imperial, la casa de los condes de Heredia Espinola, la Plaza de los Fueros, construida como plaza de toros, la iglesia barroca de San Nicolás de Bari, que conserva su fachada románica, la iglesia del Colegio de la Enseñanza y los conventos de las Capuchinas y Clarisas.
Desde antaño, los habitantes de Tudela se han dedicado principalmente a la agricultura, aunque actualmente va cogiendo más peso la industria y el turismo, gracias a su extenso patrimonio histórico-cultural.
Los tudelanos celebran diversas fiestas a lo largo del año. Las más importantes son las fiestas patronales de Santa Ana y Santiago, entre el 24 y el 30 de julio, con una importante Feria Taurina. EL fin de semana más próximo al día de San Juan tienen lugar las celebraciones en honor de este santo con pasacalles y comparsas que recorren el pueblo.
Otras dos fiestas de interés son el Volatín y la Bajada del Ángel cuyos orígenes se remontan a los siglos XIII o XIV. La primera se celebra la mañana de Sábado Santo, se coloca un muñeco de madera con el resumen de lo acontecido ese año en la ciudad con un petardo en la boca que se hace explotar mientras se hace girar el muñeco que representa a Judas. La segunda representa el anuncio de la resurrección de Cristo a su madre, la Virgen. Un niño/a de la localidad representa al ángel suspendido en medio de la plaza que se sitúa ante la imagen de la Virgen para descubrirla del manto negro que porta en señal de luto por la muerte de Jesús.