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Cultura
La Pica
Entre la sierra de la Pica y la localidad de Omeñaca encontramos La Pica, un asentamiento perteneciente a Tajahuerce y declarado despoblado en el año 1496. Curiosamente, en 1684 se instituye el marquesado de La Pica, ostentado desde ese momento por los Bravo de Saravia, una familia chilena descendiente del linaje de los Salvadores. Ellos fueron los encargados de construir las casas, aunque el poblado quedaría definitivamente abandonado en el siglo XVIII.
Actualmente brinda una curiosa panorámica en la que sobresale la Torre de la Pica o Torre de los Salvadores, una torre de defensa bereber al estilo de la de Noviercas, construida entre los siglos X y XI que llegó a formar parte de una red de vigilancia junto a las torres de Aldealpozo, Castellanos del Campo o Masegoso. Se trata de una construcción de planta rectangular que alcanza los 14 metros de altura repartidos en cinco plantas. Los muros, de casi dos metros de ancho en la base, se levantaron con la ayuda de andamios de madera anclados en la pared mediante almojayas que han dejado sus agujeros en el interior del sótano. En cualquier caso, se cree, dada su situación en un pequeño valle entre montañas, que la torre cumplía una función más de refugio que de vigilancia.
La distribución de la torre se organiza de la siguiente manera: la planta baja, de reducidas dimensiones, carece de ventanas y usada de almacén. El primer piso servía de cuerpo de guardia para la pequeña guarnición que cuidaba de la torre y donde se sitúa la puerta de acceso, de construcción bajomedieval, en la que destaca el arco apoyado sobre sillares que contiene grabado en el dintel un castillo de tres torres almenadas por donde se accedía mediante una escalera que era retirada en caso de asedio. El segundo y el tercer piso servían de refugio a mujeres y niños en caso de ataque. El segundo y el tercer piso servían de refugio a mujeres y niños en caso de ataque. En el segundo una aspillera, orientada al suroeste, facilita su ventilación e iluminación mientras que en el tercero las aspilleras lo hacían en el noroeste, sureste y nordeste. Finalmente, la terraza, desde donde se harían las funciones de vigilancia y comunicación, y de la que lamentablemente no se conservan las almenas originales. La comunicación entre los diversos niveles se realizaba mediante una escalera de mano, a través de una trampilla abierta en la bóveda de cañón apuntado que cubre a cada uno de ellos. Esta construcción fue declarada Bien de Interés Cultural en 1949.
Junto a este torreón, se conservan algunas construcciones que formaron parte del palacio de los Bravo de Saravia, como una fuente-pozo, junto a una pequeña área de descanso, que abastecía al pueblo y que ha sido restaurada. También se mantienen en pie los restos de una pequeña iglesia románica de origen mozárabe, de una sola nave, ábside semicircular y espadaña con dos huecos para las campanas de la que solo se ha conservado una ventana aspillera de arco ultrasemicircular. Se cree que fue construida en el siglo XII, tras la conquista de estas tierras por los ejércitos cristianos.