
Puntos de Interés
Municipio
Riba-Roja d'Ebre
En el límite de la comarca de la Ribera del Ebro con Aragón se encuentra uno de los pueblos más conocidos de toda esta zona: Riba-Roja de Ebro. Bañado por la orilla derecha del río, este municipio se caracteriza por las callejuelas de la zona antigua, estrechas y escalonadas.
Su historia se remonta a la época prehistórica. En este término municipal se han encontrado vestigios neolíticos de distinta índole. El pueblo íbero también pasaría por estas tierras, prueba de ello es la necrópolis descubierta en la zona donde actualmente se ubica la ermita de Santa Madrona. Así mismo, en esa misma colina se hallaron restos de un poblado ibérico. Ya al otro lado del río, hay muestras del paso de los romanos por Riba-Roja, como atestiguan los restos de una antigua villa romana, de considerables proporciones, que hace pensar que en ella llegó a habitar alguna persona notable. La villa constaba de campos de cultivo, prensa de vino y molino de aceite.
Los siglos XVI y XVII tuvo lugar la conversión de los musulmanes de Riba-Roja al cristianismo, aunque los sarracenos convertidos serían expulsados tiempo después por Felipe III en 1609, suponiendo este hecho el abandono de muchas tierras y una grave crisis económica especialmente en esta comarca. Con la llegada de los Borbones al trono se suprimirían las instituciones catalanas, siglo XVIII, con lo que se imponía el sistema administrativo castellano. Cataluña se abrió y comenzó el comercio con América, dándose una importante expansión económica. Con las Cortes de Cádiz de 1812 se dio por finalizados los señoríos feudales, por lo que Riba-Roja dejó de estar en manos de los hospitaleros y pasó a ser una villa libre, integrándose en Tarragona. Durante la Guerra Civil Española, el municipio fue frente de guerra, afectando mucho la Batalla del Ebro al pueblo, que fue ocupado por las tropas rebeldes de Franco en noviembre de 1938.
Riba-Roja está llena de calles estrechas y callejones escondidos llenos de historia. La calle principal conducirá los pasos del visitante hasta la iglesia parroquial de Sant Bartomeu, que preside la plaza del pueblo. Un amplio edificio de estilo barroco que fue levantado por la orden de los hospitalarios. Destacan las ruinas del antiguo castillo templario/hospitalario y de la antigua cárcel situados uno al lado del otro. Destacar también algunas casas solariegas de interés como Ca Janot y Ca Morício y el mirador de la Pena, que constituye uno de los hitos del antiguo pueblo amurallado.
Entre el patrimonio histórico mencionar también la iglesia románica de Santa Magdalena, que fue desmontada pieza a pieza y trasladada a otro emplazamiento para evitar que quedase bajo las aguas del conocido pantano de Riba-Roja, que se extiende también por tierras aragonesas.
Desde tiempo inmemorial, la economía de esta población estaba basada en el campo y en las cercanas minas de carbón. A través del Ebro se transportaban las distintas materias primas y los frutos obtenidos del campo, pero todo cambiaría con la construcción de la central hidroeléctrica que significó la llegada de una importante expansión económica y la urbanización de nuevas zonas en el pueblo. Después llegaría la Central Nuclear de Ascó, que traería también nuevos habitantes al pueblo. En los últimos años se ha producido un notable descenso demográfico.
Se recomienda asistir a las Fiestas de Santa Águeda que tienen lugar en el mes de febrero y que están declaradas de Interés Comarcal. Cada año son las mujeres del pueblo las que se encargan de la organización de las mismas.