
Puntos de Interés
Municipio
Mequinenza
En la comarca del Bajo Cinca, situada en la confluencia de los ríos Ebro y Segre, encontramos el municipio de Mequinenza. Según cuentan los expertos, este peculiar nombre proviene del término Miknasa, utilizado para denominar a la tribu bereber encargada de levantar el conocido castillo de Mequinenza en el siglo VIII.
La población, popularmente conocida como “lo poble” se ubica a 78 metros snm, en un extenso territorio famoso por albergar dos importantes embalses: el de Ribarroja y el propio de Mequinenza. De hecho, la construcción de ambas presas trajo consigo aparejada la desaparición de gran parte del casco urbano de esta ciudad milenaria. Poco después se levantaría lo que se conoce hoy como Mequinenza, una nueva villa, moderna y enfocada al turismo, referente de la comarca del Bajo Cinca, situada a muy pocos kilómetros del Pueblo Viejo.
A pesar de ello se conserva gran patrimonio histórico y cultural. Varios vestigios encontrados en la zona, como algunos fragmentos de cerámica sigillata, hacen pensar que en estos territorios se asentó población romana. De hecho, numerosos expertos afirman que la población de Octogesa, citada en la obra “De Bello Civili”, escrita por el mismísimo Julio Cesar, es en realidad Mequinenza.
Sin duda, el mayor tesoro de la villa es su castillo, que se alza al borde de un gran precipicio. Se trata de una construcción de planta cuadrilátera, bastante irregular, que presume de sus siete torreones rectangulares. Esta fortaleza árabe, caería en manos de Ramón Berenguer y sería escenario de numerosas contiendas bélicas, como la Guerra de Sucesión, la de la Independencia, las Carlistas o, incluso la Guerra Civil Española.
Destacan igualmente sus museos: el Museo de la Mina, en el que el visitante podrá recorrer una galería subterránea de más de 1000 m de recorrido, el Museo del Pasado Prehistórico, para conocer cómo eran los antiguos moradores de estas tierras y, por último, el Museo de Historia, donde se muestra la historia de la antigua población hasta su desaparición bajo las aguas del embalse de Ribaroja. Cabe indicar que, actualmente, es posible visitar parte del casco antiguo, reconvertido en un gran parque de la memoria al aire libre en la que rememorar el pasado de una población milenaria poblada por mineros y navegantes.
En los alrededores del pueblo se sitúa el Aiguabarreig, un espacio natural de gran riqueza en el que los amantes de la naturaleza podrán visitar una enorme diversidad de ecosistemas y disfrutar de numerosos tipos de aves, reptiles, anfibios y mamíferos.
La economía de Mequinenza se ha basado, principalmente en la minería del carbón. Las minas de lignito sufrieron una intensa explotación durante el transcurso de las dos guerras mundiales y dieron fama a los llaüts, unas peculiares embarcaciones encargadas de transportar el carbón. La ganadería porcina y ovina, la manufactura textil fueron fuente importante de ingresos para los habitantes del municipio, aunque hoy día la economía se centra en la industria y el turismo, ya que el conocido como Mar de Aragón, el embalse de Mequinenza es un destino importante para los amantes de la pesca y de los deportes náuticos.
En cuanto a las fiestas patronales, tienen lugar el 17 de septiembre y se celebran en honor a Santa Agatoclia “La Santa”. Igualmente, a principios del mes de febrero se celebran las fiestas de invierno de San Blas y Santa Águeda, declaradas Fiestas de Interés Turístico de Aragón. Estamos ante un festejo muy popular, de varios siglos de antigüedad en la que hay varios actos importantes como la Entrega del Bastón de Mando o el concurso de disfraces artesanales.