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Municipio
Caspe
En la provincia de Zaragoza, a orillas del Mar de Aragón, se encuentra Caspe. Según algunos investigadores, el nombre de la capital de la comarca del Bajo Aragón procede de Caspio, región originaria de los primeros pobladores del lugar. A pesar de ello, todo parece indicar con mayor probabilidad que esta denominación tiene origen íbero, pues contiene la raíz del indoeuropeo “Cass” que significa encina y el prefijo “pe” que quiere decir lugar de.
Su ubicación en la confluencia entre los ríos Guadalope y Ebro ha permitido el asentamiento de diversas civilizaciones y culturas de las que podemos ver vestigios en todo el término municipal. El más antiguo es el Abrigo del Plano del Pulido, que acoge las únicas pinturas rupestres levantinas de Zaragoza.
En los yacimientos de la Loma de los Brunos y la Tallada se han encontrado restos íberos, mientras que, del periodo romano, destacan los restos del Mausoleo de Miralpeix, del siglo II, en los jardines de la Colegiata.
Caspe fue una villa judeo-musulmana hasta su reconquista en 1169 por el rey Alfonso II, quién incorporó Caspe a la Corona de Aragón. La Orden de los Hospitalarios fue la gestora de la población desde el siglo XII, momento en el que se construyó la iglesia de Santa María, actual Colegiata de Santa María la Mayor, y el Castillo del Bailío, en que se firmó en 1412 el Compromiso de Caspe. Mediante este proceso pacífico, de proclamará a Fernando I, abuelo de Fernando el Católico, como sucesor de Martín I de Aragón. Este hecho se revive fielmente cada último fin de semana de junio en las Fiestas del Compromiso.
Durante la Guerra de Independencia y las Guerras Carlistas, Caspe se vio duramente afectada. Fruto de este último conflicto es la Torre de Salamanca, donde hoy se encuentra el Museo de Heráldica de la Corona de Aragón.
Caspe también ha sido testigo de la creación de la Confederación Hidrográfica del Ebro en 1924, marcando un antes y un después en la comprensión y gestión de los recursos hídricos. Además, el municipio sería sede del Consejo de Aragón en 1936, aprobándose allí el primer Estatuto de Autonomía.
La ciudad tiene un fuerte carácter agrícola, que se puede apreciar durante la feria agrícola, ganadera y comercial Expo Caspe, que acoge a los agentes del sector de toda la comarca. Aunque predomina el cultivo de olivo y frutales, la economía de la ciudad se ha visto potenciada por los polígonos que rodean la localidad, donde se desarrollan actividades relacionadas con la manufactura y exportación de productos alimentarios, logística y mecánica. Además, el enclave del “Dique”, junto al embalse, ha favorecido el sector turístico, gracias a las actividades y deportes acuáticos que el Mar de Aragón ofrece, destacando la pesca en el Coto Deportivo Mar de Aragón.
En Caspe tienen lugar numerosas celebraciones de carácter tradicional y religioso pues tiene tres patrones San Roque, San Sebastián y San Indalecio, además de las cofradías de la Virgen de la Balma y de la Virgen del Carmen por lo que cada parroquia cuenta con sus festejos. Sin embargo, las fiestas mayores se celebran en agosto en honor a San Roque, en las que la música se une a las actividades culturales y a la gastronomía de la comarca, en la que Caspe destaca por su torta de balsa y el almojában.