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Enclve Natural Soto de la Mejana de Santa Isabel
El último de los Enclaves Naturales declarados por la Comunidad Foral de Navarra, antes de que las aguas del río Ebro crucen a Aragón, es el de Soto de la Mejana de Santa Isabel.
Un soto es un lugar colindante al río ocupado por diversas especies de árboles y arbustos de ribera, mientras que, una mejana (del latín mediana, que está en el medio) es una isla formada en el cauce de un río debido al depósito de sedimentos, siendo este último término empleado sobre todo por los habitantes de la cuenca del Ebro.
La mejana de Santa Isabel se forma a causa de que el río vira radicalmente hacia el sur realizando un codo de 90°, cambiando la dirección del curso fluvial y dando lugar a una zona de acumulación de sedimentos. Las mejanas evolucionan con el tiempo a una península cuando una de sus orillas acaba uniéndose al margen del río, generando además un nuevo meandro en el lado opuesto. Este es el caso actual del Enclave Natural Soto de la Mejana de Santa Isabel, en el que se puede contemplar que la isla interior está prácticamente unida ya al margen izquierdo del río Ebro, donde se sitúa el soto a lo largo de toda la orilla navarra oriental.
El Enclave Natural Soto de la Mejana de Santa Isabel fue declarado por Decreto Foral en 1989, junto con otros doce Enclaves Naturales de la Comunidad Foral de Navarra. La ley define enclaves como espacios con ciertos valores ecológicos o paisajísticos declarados para conseguir su preservación o mejora, sin perjuicio de que tengan lugar actividades debidamente ordenadas y que no se deterioren sus valores ambientales.
Abundan en mejanas y sotos como el de Santa Isabel una gran cantidad de avifauna, tanto migratorias como residentes. Son especies en su mayoría piscívoras, como el martín pescador (Alcedo atthis) o el zampullín (Tachybaptus ruficollis), quienes se alimentan no solo de los peces que pueblan las aguas del Ebro, sino también de pequeños crustáceos, insectos y renacuajos. Gracias a la protección que ofrecen las plantas ribereñas que colonizan la mejana, así como las tupidas frondas de los árboles del soto, estas aves disponen de un inmojorable espacio para refugiarse y encontrar sustento.