Hidrografía

Nacimiento del Ebro

Ya en el siglo I Plinio el Viejo mencionaba en sus escritos que en el paraje al que denominó Fontes Iberis, había una abundante fuente de donde partía el río que daba nombre a la Península Ibérica y a los pueblos que allí vivían. Desde entonces Fontibre, en el valle de Campoo, al sur de Cantabria, es considerado el nacimiento del río Ebro. Sin embargo, los trabajos hidrogeológicos realizados por el Instituto Geológico y Minero de España en 1987 descubrieron que este nacimiento es realmente una surgencia de aguas subterráneas cuyo origen es el río Híjar.

El estudio se planteó para conocer en profundidad el origen del río más caudaloso del país que nutre campos y ciudades de siete comunidades autónomas. Además de entender mejor el comportamiento del río Híjar, cuyo abundante caudal, prácticamente desaparece durante los meses de estiaje.

Aprovechando estos meses de estiaje se siguieron los pasos del río Híjar al que añadieron, unos metros antes de su desaparición, un colorante innocuo y monitorearon todos los puntos donde pudiera reaparecer. Tras 32 horas el colorante hizo su aparición 800 m aguas abajo del punto donde desapareció, en el manantial de Fontibre.

Esto significa que en el cauce del río Híjar, aguas abajo de Paracuelles, hay un sumidero por el que se cuela gran parte de su caudal y este discurre subterráneamente atravesando rocas calizas, dolomías y carneolas hasta volver a la superficie en el paraje de Fontibre, lo que quiere decir que el río Ebro realmente nace en el Pico Tres Mares, a 1.880 metros sobre el nivel del mar y a 25 km del nacimiento actual.

A pesar de este descubrimiento Fontibre sigue siendo y siempre será el nacimiento oficial del río Ebro, en el que encontramos un bello paraje que cuenta con una zona recreativa rodeada de un bosque de ribera y de esculturas que realzan la importancia de este río. Además, aquí se puede visitar el Centro de Visitantes del Río Ebro en el que se exponen la historia y usos del mismo.