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Cultura
Antigua fundición de Sargadelos
A finales del siglo XVIII comenzó a funcionar esta fundición de hierro en el entorno del río Xunco, en el núcleo urbano de lo que hoy constituye Sargadelos. Se ponían en marcha así las Reales Fábricas de Sargadelos, que desde ese año, y hasta 1808, estarían dedicadas en exclusiva a la producción de munición para el ejército, ya que las industrias existentes en Cataluña y Navarra habían tenido que cesar su actividad debido al conflicto entre Francia y España.
El emplazamiento de la fábrica en Sargadelos fue escogido por la abundancia de hierro y de arcillas refractarias, la considerable riqueza forestal, los caudalosos ríos, y la visión de un empresario de la zona, Antonio Raimundo Ibáñez, que creó un proyecto pionero e innovador para su época y con el que logró poner en marcha una pujante industria en el entorno rural gallego.
En la actualidad es posible observar en este complejo industrial algunos vestigios de aquella antigua actividad como, por ejemplo, los restos de los embasamientos de los hornos de calcinar, la maquinilla de vapor o la casa de administración.
Tras unas cuantas décadas de abandono la actividad, se recuperó por completo en 1963 –tras una intentona fallida en 1901– gracias a un proyecto puesto en marcha por el Laboratorio de Formas y Cerámicas. Se viró así hacia un nuevo sector que logró asentarse a la perfección en este entorno rural de Galicia. A día de hoy, la fábrica ha logrado estabilizar su producción y se ha consolidado como uno de los focos de creación de empleo más importantes de la zona.
Asimismo, la importancia histórica y arquitectónica del entorno hizo que el antiguo recinto industrial fuera declarado como Conjunto Histórico-Artístico y posteriormente Bien de Interés Cultural. Entre las antiguas instalaciones merece la pena visitar, por ejemplo, la antigua Casa de la Administración, actualmente convertida en museo, la Casa do Peso, el Paseo de los Enamorados o la iglesia de Santiago de Sargadelos.