Puntos de Interés
Infraestructura
Puente de Frías
Para comprender la importancia de este puente debemos remontarnos en la historia al periodo en el que el Imperio Romano se asentó en la Península.
La infraestructura, a pesar de haber sido reconstruida durante la Edad Media, originariamente formaba parte de la calzada romana que unía la Meseta con la costa Cantábrica y que se enlazaba con la vía que procedía del este.
En tiempos de Alfonso VIII tuvo lugar un proceso de repoblación de la comarca que supuso la creación de un mercado y la reconstrucción del puente sobre el Ebro.
Desde el punto de vista arquitectónico, el puente está construido de manera irregular para poder asentarse sobre tajamares, unos apoyos para cortar el agua y disminuir la fuerza de la misma, de época romana. Consta de 9 arcos de los cuales los centrales se encuentran apuntalados y cuenta con 143 m de largo y 345 m de ancho.
Una de las modificaciones medievales más destacada fue la construcción de la torre de dos alturas y planta pentagonal en la base central. El uso principal de esta torre se supone que era para defensa y cobro de pontazgo un “peaje” que comerciantes y ganaderos debía abonar para su uso.