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Geología
El Tobazo
La conocida como cascada de El Tobazo es una surgencia de un sistema kárstico de 5 km de longitud. Recibe este nombre a causa de la roca calcárea que forma el paredón por el que cae este curso de agua, la toba.
La toba caliza, o travertino, es una roca sedimentaria que se forma por la precipitación de los carbonatos disueltos en las aguas de los sistemas kársticos cuando salen al exterior y se desgasifican. El carbonato cálcico va formando unas cortezas calcáreas sobre los vegetales presentes, y una vez estos mueren quedan las oquedades que antes ocupaban y que le dan un aspecto muy característico a la roca. Por esta razón, la toba es un material muy utilizado en la construcción, sobre todo por su aspecto ornamental.
Se tiene por la única caída de agua de estas características en Cantabria.
Además del espectáculo visual de la cascada y las caprichosas formas en la roca, este paraje se encuentra en un bello entorno, en plena entrada a las hoces del Ebro, y el acceso desde la localidad más cercana, Villaescusa de Ebro (algo más de 1 km) es un agradable paseo apto para casi todo el mundo.
Y si el visitante se siente con ganas de, además de admirar el entorno natural, descubrir parte del patrimonio histórico, desde el pie de la cascada una ruta bastante más exigente permite llegar hasta una serie de cuevas naturales que fueron modificadas por el ser humano para ser utilizadas como ermita. Así, una cueva central más amplia funcionaría como ermita (cuenta con unas hornacinas excavadas en la roca que estarían destinadas al uso litúrgico) , mientras que otras cuevas laterales serían las celdas de los monjes responsables; el conjunto se completa con una tumba en bañera bajo arcosolio excavada en el exterior.