Etapa 36: Mequinenza - Almatret

La salida de Mequinenza se realiza por el largo y estrecho puente situado sobre el ramal del embalse de Riba-roja que penetra hasta la Granja d’Escarp, en la confluencia de los ríos Segre y Cinca. La unión de estos tres grandes ríos, Ebro, Segre y Cinca, forman l’Aiguabarreig, un importante espacio de interés natural. El Camino Natural sigue la carretera de servicio minero que discurre por la ribera del embalse. Un carril que continúa pegado al embalse tras superar la franja de huertas que lo separan de la orilla, en dirección este.

Finalizado el asfalto, la pista toma dirección sureste y, tras superar algunas entradas a explotaciones mineras, llega al profundo barranco de l’Aiguamoll, que ejerce de divisoria entre Aragón y Cataluña –y que en este punto cuenta con una importante instalación de captación de agua sobre su margen izquierda–. Es hora de abandonar la orilla del embalse haciendo un giro a la izquierda (noreste) para remontar el fondo de la vallonada por su margen derecha, a la vista de retazos de vegetación de ribera que sorprenden entre tanto derrubio minero. Varias pistas, a derecha e izquierda, señalizadas con letreros de prohibición, marcan el acceso a diversas explotaciones mineras. Este tramo asciende a un alto donde aún se conservan los restos de unas minas, ya en desuso, con precarias instalaciones: las conocidas minas Lluc.

Paulatinamente, el camino va ganando altura mientras el valle se abre a la planicie superior. Poco después el senderista llega a un cruce donde se ha de descartar el ramal que, a la izquierda, se dirige a la localidad de Maials para tomar el de la derecha que gira, ascendiendo, hacia las grandes extensiones de cultivos de secano. Después, a la derecha, queda la entrada del Mas de Gili (o del Cisco).

Rebasada su entrada, una ligera bajada antecede a un cruce del que se sale recto. Es tiempo de adentrarse en una extensa vaguada para ascender por la pista principal, dejando atrás viejas construcciones derruidas hasta llegar a la balsa de l’Empedrola, que antecede a una cerrada curva del camino. Tras ella, se alcanza una divisoria de la sierra y, poco después, el ensanche de carretera LV-7046 (Maials-Almatret). El camino regala en este punto unas excelentes vistas hacia el norte y el este, en medio de vegetación de garriga mediterránea, que, sin duda, revalorizan el lugar.

Al otro lado de la carretera, se toma el trazado de la antigua vía que desciende para superar un torrente y gira remontando la ladera umbrosa vestida de pino. Tras 1.300 m por ella, la carretera vieja conecta con el trazado moderno, junto a una explotación ganadera. Poco falta ya para alcanzar destino, ya que, a poco menos de dos kilómetros, se aprecia el caserío de Almatret, pequeña población de poco más de mil habitantes dedicados a la agricultura. Aquí se obtiene un aceite de oliva de especial calidad a partir de la variedad arbequina. Aunque la población está situada a cierta distancia del Ebro, no le son ajenos los avatares del gran río, y todo su entorno es un continuo mirador sobre su encajado curso.