Red de Caminos
Naturales
Etapa 36: Badajoz - San Francisco de Olivenza
Descripción
Entre los puentes del Guadiana
Tras admirar los puentes de Badajoz y disfrutar de la flora y fauna de sus riberas, comienza este nuevo recorrido que llegará a san Francisco de Olivenza, entre campos de cultivos y la dehesa extremeña.
El punto de inicio se sitúa en la margen izquierda del río Guadiana, junto al puente de la Autonomía, que atraviesa para llegar a la orilla derecha y bajar unas escaleras por el paseo fluvial. Al llegar junto al puente de la Universidad la etapa vuelve a subir una rampa para incorporarnos a la calle que transita paralela al río hasta el puente Real, punto en el que el caminante se puede acercar al río Caia o bien proseguir por la etapa principal hacia San Francisco de Olivenza.
Ramal del Caia
Quienes decidan recorrer el ramal de Caia deberán seguir las indicaciones de la vía que discurre por el margen derecho del Guadiana una vez cruzado el río por el puente Real: sobre un primer tramo asfaltado y acerado, acondicionado para el paseo junto al río en este margen que termina en un cruce con un camino de zahorra marcado por la presencia de eucaliptos (Eucalyptus spp.). Dicho camino, que se debe tomar a la izquierda, acerca al caminante en 50 m al azud del río Guadiana y, continuando unos 500 m más, alcanza una bifurcación en la que habrá de tomarse el camino de la izquierda junto al río. A partir de este punto merece la pena el paseo hasta el final, ya que se encuentra inmerso en el paisaje del río, flora y fauna del Lugar de Importancia Comunitaria (LIC y ZEC) “Río Guadiana Internacional”, que comienza en el azud de Badajoz. Aproximadamente a mitad de tramo confluye con un camino donde se inicia un tramo de aproximadamente un kilómetro, donde hay pesquiles, por lo que es muy frecuentado por pescadores. Una vez superada esta zona y antes de llegar al final del ramal en la desembocadura, se ha de pasar por pequeños túneles realizados por las saucedas junto al río. El ramal finaliza en una zona bien acondicionada con bancos y sombra en la que se podrá disfrutar de impresionantes vistas del Guadiana y de su confluencia con el río Caia. A partir de este punto el Guadiana se convierte en frontera con Portugal. Si se quiere proseguir por la etapa principal se habrá de regresar por el mismo camino.
Etapa principal
La etapa principal cruza la avenida del puente Real, utilizando unas escaleras para descender a un paseo junto al río mediante un vial asfaltado y acera, hasta pasado un club de piragüismo y un pequeño muelle. Posteriormente continúa por un camino de tierra unos 200 m hasta el azud del Guadiana, pero esta vez por su margen izquierda.
Una vez pasado el azud se llega a una intersección donde, siguiendo las indicaciones, se ha de continuar por la izquierda siempre junto al río por la parte alta del talud, sin bajar a la orilla del agua, hasta las casas de los Batanes, donde el camino gira a la izquierda para separarse del río. A 50 m se encuentra un cruce en el que se abandona la Cañada Real de Sancha Brava y el Camino Natural del Corredor Cáceres-Badajoz, con los que se viene compartiendo prácticamente todo el trazado desde la etapa 35. En este cruce se gira a la derecha para continuar hacia San Francisco de Olivenza, ya que si se prosigue en línea recta el destino final es el embalse de Piedraguda (a 26 km de distancia y que no forma parte de esta etapa).
El carril que se dirige a San Francisco de Olivenza serpentea por zonas de cultivo de maíz, girasoles, olivos, naranjos y melocotoneros. Más adelante la vía penetra en un tramo vallado que delimita las propiedades por donde discurre, con una longitud aproximada de un kilómetro. Salvado este tramo, se toma el camino de Badajoz a Olivenza, conocido como Malos Caminos, que atraviesa grandes fincas de regadío y del que salen, a izquierda y a derecha, pistas de acceso a estas fincas y sus explotaciones, pero también hacia la carretera de Olivenza – Badajoz (izquierda) y al río Guadiana (a la derecha). Transcurridos ya ocho kilómetros desde el cruce con la Cañada Real Sancha Brava, se cruza por una obra de paso el arroyo de las Caballerizas, para posteriormente dejar a la derecha una estructura metálica en ruinas conocida como Mina Tere, el Cortijo de Santa Bárbara, Cortijo de Albalá, etc. Conforme pasan los kilómetros, el paisaje de cultivos agrícolas y frutales da paso al típico de Extremadura: la dehesa de encinas (Quercus ilex).
Para los caminantes que quieran reponer fuerzas antes de acometer el final de etapa, una clara indicación dos kilómetros después señala el ramal de Malpica, que se dirige desde la derecha del camino, y en dirección al río Guadiana, hacia una zona de descanso. Esta área, donde es posible practicar la pesca deportiva, se sitúa a un kilómetro de distancia y está dotada de mesas.
La etapa principal prosigue sin desviarse entre grandes fincas de regadío hasta su encuentro con el río Olivenza, que se cruza por un puente de madera. A escasos metros se localiza una nueva intersección, que resulta significativa ya que desde aquí es posible continuar por la etapa 37 y dirigirse a Villarreal, para aquellos que no quieran cubrir el tramo de entrada y salida de San Francisco de Olivenza, común a esta etapa y la siguiente.
Quienes deseen finalizar la etapa en curso deberán continuar en este cruce por la izquierda hasta San Francisco de Olivenza. Siguiendo la vía por esta dirección es posible observar uno de los muchos acueductos que aportan el agua para regar los campos de esta zona de gran riqueza agrícola. Más adelante se gira a la derecha por un tramo de vía asfaltado hasta llegar a un cruce, en el que se recomienda estar atento a las indicaciones que advierten que se ha de continuar por la derecha hacia un carril de tierra, ya que la abundante vegetación puede cubrirlas. Posteriormente, y en la siguiente intersección, se tomará esta vez el carril de la izquierda, que discurre paralelo a otro de los canales de riego.
En estos últimos metros de la etapa se atraviesan varias zonas de regadío que dejan en el caminante una sensación de frescor antes de entrar en San Francisco de Olivenza, pequeño enclave de unos 400 habitantes donde poder sentirse como en casa ya que, como reza el dicho propio del lugar: “en San Francisco de Olivenza nadie es forastero”.
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ZEPA Azud de Badajoz
El Azud del río Guadiana está declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) debido a su importancia para numerosas especies de la región. Uno de sus principales atractivos son las colonias de reproducción de garzas, en las que se congregan garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) y garcetas comunes (Egretta garzetta), acompañadas de otras especies como el martinete (Nycticorax nycticorax), la cigüeña blanca (Ciconia ciconia) y la garza real (Ardea cinerea). La colonia principal se encuentra justo aguas abajo del azud, sobre los árboles de varias islas situadas en medio del cauce. En este tramo del Guadiana también es posible observar otras tres especies de garzas de gran interés: la garza imperial (Ardea purpurea), la garcilla cangrejera (Ardeola ralloides) y la garceta grande (Egretta alba). A finales de agosto empiezan a llegar los primeros cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) al río y su población va aumentando hasta alcanzar el máximo esplendor.
La vegetación de las orillas es especialmente exuberante entre el azud y la desembocadura del río Caia, donde el cauce recupera su aspecto más natural, existiendo densos bosquetes de sauces (Salix sp.) donde nidifican numerosas especies de aves. Los carrizales (Phragmites australis) constituyen otro de los hábitats más interesantes para las aves, aunque por su densa cobertura resulta más fácil escuchar sus cantos que observarlas.
En las aguas abiertas situadas entre el puente de la Autonomía y el muro del azud destaca la presencia de diferentes especies de aves acuáticas, como ánade real (Anas platyrhynchos), pato cuchara (Anas clypeata), ánade friso (Anas strepera) o focha común (Fulica atra).
Sin lugar a dudas, los dos miradores situados en ambos extremos del muro del azud y el tramo situado aguas abajo, son las zonas de mayor interés de la ruta. En días de fortuna se puede llegar a ver más de 15 especies diferentes sólo en el muro del azud.
En invierno, a medida que avanza el día, el azud se convierte en un lugar de concentración de gaviotas sombrías (Larus fuscus) acompañadas también por gaviotas reidoras (Larus ridibundus).