Red de Caminos
Naturales
Etapa 32: Mérida - La Garrovilla
Descripción
Un recorrido por el embalse de Montijo
La etapa parte de Mérida, la Augusta Emerita del Imperio Romano, hacia el embalse de Montijo, entre los cerros de Guijo y Solano, para continuar por el canal del mismo nombre. Un camino para disfrutar de la abundancia de aves acuáticas que utilizan la lámina de agua del embalse o su entorno a lo largo del ciclo anual.
La etapa se inicia en los jardines que van bordeando la margen izquierda del río Guadiana a su paso por Mérida y va pasando por debajo de los distintos puentes que cruzan el cauce: el puente nuevo, el puente romano, el puente Lusitania, el puente del ferrocarril y el puente de la autovía A-5.
Aproximadamente a 4,5 km desde el inicio de la etapa se encuentra un alberge juvenil situado en la playa del río Guadiana, que es punto de encuentro semanal de jóvenes emeritenses. Pasando las edificaciones del albergue, en el camino están instalados unos bolardos que impiden el paso a vehículos a motor, y que permiten dar un paseo de algo más de 2 km sin ruido de vehículos, por una senda en la que se encuentran encinas (Quercus ilex), fresnos (Fraxinus sp.), chopos (Populus sp.) y eucaliptos (Eucalyptus sp.).
El recorrido continúa bordeando el río Guadiana hasta encontrarse con el embalse de Montijo, declarado Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). La senda finaliza bajo el pie de la presa y el canal de Lobón, por debajo del cual se ha de cruzar dos veces en el trayecto de ida y vuelta para entrar, con una fuerte pendiente hacia arriba, en la carretera que accede a la presa y recorre el canal.
La etapa pasa por la presa de Montijo, existiendo a cada lado de la vía unas pasarelas que sirven para tránsito peatonal, pudiéndose admirar el embalse a ambos lados de las mismas.
Este embalse es muy peculiar por su situación y funcionamiento. Retiene principalmente las aguas del Guadiana tras su paso por la ciudad de Mérida, aunque también afecta al río Aljucén, que vierte en el Guadiana.
Si bien no posee hábitats prioritarios, sí que se pueden distinguir al menos cuatro zonas de interés. De una parte se encuentran las aguas más abiertas y profundas, de otro la vegetación acuática, en tercer lugar los bosques de ribera y finalmente las zonas de islas. Además hay que tener en cuenta que en sus alrededores se encuentran zonas de cultivos (secano y regadíos), zonas de quercíneas, pastizales, etc. Sin embargo no puede olvidarse la importancia que tiene el mismo para una gran cantidad de especies de aves, ya que el camino discurre durante prácticamente todo el recorrido dentro de la IBA (Important Bird Area) denominada “Mérida-Embalse de Montijo”. Son abundantes las aves acuáticas que utilizan la lámina de agua o su entorno a lo largo del ciclo anual.
La presencia de cigüeña blanca (Ciconia ciconia) y garceta común (Egretta garzetta) es abundante, si bien utilizan la zona fundamentalmente como área de alimentación, proviniendo de enclaves próximos. Hay que destacar la presencia en la zona de buenas poblaciones de ánade real o azulón (Anas platyrhynchos). Durante la migración prenupcial hay citas de presencia en la zona de garceta grande (Egretta alba), que al parecer podría encontrarse en un momento de expansión de su área de distribución.
Una vez se ha cruzado la presa, el recorrido continúa hacia la izquierda, sobre un camino asfaltado por la Confederación y en paralelo al canal de Montijo, que discurre a la derecha del caminante.
El camino llega al desvío que cubre la etapa 33 hacia la izquierda, en dirección a Lobón, mientras que a la derecha conduce al municipio de La Garrovilla. Este último tramo es común para las etapas 32 y 33, por ser ésta población final e inicio de las dos etapas, respectivamente. Si el viajero decide finalizar la etapa y descansar en este municipio deberá seguir el camino en su paso por el cruce del canal y un túnel, bajo la vía del tren, ya en el municipio de La Garrovilla.
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Información adicional
La Garrovilla
La Garrovilla tiene una situación geográfica privilegiada: está muy bien comunicada y dista de Mérida (capital autonómica) apenas unos 15 km y de Montijo (núcleo urbano mayor cercano a los 15.000 habitantes) a 13,5 km.
A lo largo del siglo XIII, y tras su despoblamiento, se incentivó la ocupación de esta zona repartiendo el aprovechamiento de pastoreo, cultivos y tierras. Su nombre original parece que fue “Algarroba” que luego degeneraría en Algarrobilla y posteriormente en La Garrovilla. A finales del siglo XVI consigue el título de villa, independizándose de la vecina Mérida. La localidad fue muy castigada durante las guerras hispano lusas y de la Independencia, descendiendo notablemente el número de sus habitantes. Hasta la llegada del ferrocarril, no comenzó el resurgimiento de la localidad.
En La Garrovilla no abundan los monumentos arquitectónicos, aunque sí hay que destacar su iglesia Nuestra Señora de la Asunción. El componente más sobresaliente del templo es la soberbia portada plateresca que se abre en la torre de la fachada delantera. En ella se integran el vano de acceso y una ventana superior, originando un conjunto de rica decoración, cuya traza y calidad resultan comparables con las de algunas de las mejores parroquias de esta región, tratándose sin duda de la creación más notable de este tipo de todo el ámbito emeritense. El cuerpo de campanas de la torre es un añadido de época tardía. Para los visitantes que deseen un lugar tranquilo y familiar, alejado de los ruidos e incomodidades propias de una ciudad, pero nada alejado de sus ventajas, La Garrovilla es el sitio ideal.