Red de Caminos
Naturales
Etapa 2: Ruidera - Argamasilla de Alba
Descripción
Por las lagunas bajas de Ruidera, entre carrizos, encinas y cultivos
La etapa comienza en las lagunas bajas del Parque Natural y Lugar de Importancia Comunitaria “Lagunas de Ruidera”, caracterizadas por el gran desarrollo de la masa vegetal de cañaverales, espadañales y masegares (formaciones de masiega-Cladium mariscus-) constituyendo un excelente lugar de refugio y nidificación de aves acuáticas. Continúa por las márgenes del embalse de Peñarroya en una zona de bosque mediterráneo y finaliza sobre una altiplanicie ligeramente ondulada con campos de labor y viñedos situada en Argamasilla de Alba.
En la primera mitad de la etapa el camino discurre por el Parque Natural y Lugar de Importancia Comunitaria “Lagunas de Ruidera”, conformado por el embalse de Peñarroya y tres de las quince lagunas que forman dichos espacios protegidos.
La etapa se inicia en el núcleo urbano del municipio de Ruidera, en el cruce de la carretera de Ruidera - Los Villares (CR-650) con la carretera N-430. Ruidera, según el pensar popular, tomó su nombre del sonido de las aguas del alto Guadiana cuando se precipitan en cascada de laguna en laguna. Son las roideras que durante siglos pudieron oírse en el silencio del Campo de Montiel.
Desde el cruce, se toma la carretera hacia la izquierda en dirección a las lagunas, por el puente que cruza la laguna del Rey que se ha dejado atrás. Durante unos 400 metros se comparte el camino con la N-430 hasta el primer desvío a la derecha donde está señalizado el mirador de “El Hundimiento” y el aparcamiento para visitarlo. Al mirador se accede a través de unas escaleras que bajan a una plataforma desde donde se puede divisar la cascada; sin duda la más espectacular de todas las que ofrece el Parque Natural.
El Hundimiento separa las lagunas altas de las lagunas bajas (laguna Cueva Morenilla, laguna Coladilla y laguna del Cenagal o Cenagosa). Son todas muy parecidas, poco profundas y sus barreras tobáceas están muy degradadas y casi completamente cubiertas por un denso y altísimo cinturón de eneas o espadañas (Typha angustifolia) y carrizos (Phragmites australis).
A la laguna de Cueva Morenilla se llega tras desviarse la etapa junto a una chopera donde se gira a la derecha. El camino continúa hacia la laguna de la Coladilla, de muy poca profundidad, con fondos colmatados y cenagosos muy densos, con carrizos y espadañas que sirven de magnífico hábitat a gran cantidad de aves acuáticas.
Pasada la laguna Coladilla, el camino encuentra a su paso unas pequeñas casas denominadas “Casas de Caoba” junto a un desvío donde se continúa recto, llegando enseguida a la laguna Cenagosa, cuya lámina de agua está oculta por la vegetación palustre.
Los diferentes ecosistemas de las lagunas y su entorno convierten a este lugar en un paraje ideal para la observación de la avifauna: especies acuáticas, forestales y esteparias conviven dentro de una relativamente pequeña extensión.
Algunas de las especies relacionadas con el medio acuático y residentes en el Parque Natural son: el somormujo lavanco (Podiceps cristatus), la focha común (Fulica atra), el ánade real (Anas platyrhynchos) o el aguilucho lagunero (Circus aeruginosus). Otras lo visitan para criar en época estival, como la garza imperial (Ardea purpurea); y algunas que prefieren los inviernos son el porrón moñudo (Aythya fuligula), el cormorán grande (Phalacrocorax carbo) o la garza real (Ardea cinerea).
A muy poca distancia, en los montes que rodean las lagunas, conviven las especies típicas del bosque mediterráneo: el águila azor-perdicera (Hieraaetus fasciatus), el búho real (Bubo bubo) o la perdiz roja (Alectoris rufa).
El camino prosigue hasta encontrar el canal de Villanueva con un pequeño puente denominado “Puente de la esclusa”. Del canal quedan pocos testigos: algunos puentes y compuertas de cantería.
La etapa prosigue hasta una bifurcación con una gran encina (Quercus ilex) en el centro, donde habrá que tomar el camino a la derecha por el que se llega al cortijo “Batán de la Zarza”. Un kilómetro más adelante comienza el embalse de Peñarroya, donde el río abandona el Campo de Montiel. Subiendo por el camino se podrá disfrutar de una excelente panorámica tanto de la lámina de agua como de las dehesas de encina que salpican el paisaje entre las zonas boscosas.
El trayecto prosigue bordeando el embalse donde la vegetación se dispone según su mayor o menor tolerancia a la humedad del suelo. A las encinas y coscojas (Quercus coccifera) no les gusta la proximidad del agua y trepan por la ladera del embalse. Tampoco a los romeros (Rosmarinus officinalis) que, además, buscan las pendientes más soleadas; en cambio las aulagas (Genista hirsuta) se decantan por las umbrías. Cerca de la orilla crecen los carrizos, y en verano, un manto de ranúnculos (Ranunculus sp.) coloniza las aguas someras de la cola del embalse con sus flores blancas.
El camino atraviesa tres vados correspondientes a pequeños arroyos temporales que llegan al embalse. Tras cruzar el último vado, gira hacia la izquierda alejándose del embalse para adentrarse en el monte. En la parte más alta hay un primer desvío donde se gira a la izquierda en dirección a la casa de Zúñiga a partir de aquí se caminará por un paisaje agrícola durante aproximadamente tres kilómetros, con cultivos de cereal, viñedos y algunos almendros. En la estepa se pueden ver las aves propias de este ecosistema: avutarda (Otis tarda), sisón (Tetrax tetrax), alcaraván (Burhinus oedicnemus), aguilucho cenizo (Circus pygargus) o perdiz roja.
De nuevo el camino vuelve a adentrarse entre encinares hasta llegar al canal de Peñarroya en un cruce donde se juntan el canal, la carretera y el puente sobre el río Guadiana. El canal de Peñarroya atiende el suministro de agua a la Zona Regable de Peñarroya, entre Tomelloso y Argamasilla de Alba (7.842 ha), desde el embalse del mismo nombre.
Al cruzar el canal, la etapa gira a la izquierda siguiendo paralela al río Guadiana, donde al llegar a las primeras casas se cruza sobre un puente para pasar a la margen izquierda y continuar en paralelo al río. Por esta margen se llega a la finca del “Molino San José”, donde hay otro puente de la misma tipología que el anterior, sin embargo se ha de continuar recto hasta llegar a una carretera que cruza el río y donde el canal de la margen derecha de la zona regable de Peñarroya se une con el canal de la margen izquierda.
Para continuar la ruta, hay qye tomar (extremando la precaución) la carretera, hacia la izquierda, saliendo de ella por un sendero que parte a mano derecha tras unos 100 m. Una vez cruzado, el camino sigue recto paralelo al río Guadiana, por el margen izquierdo en un tramo flanqueado por pinos jóvenes hasta llegar a la intersección con la la carretera CM-3109. Una vez cruzada se continúa hasta llegar junto a la autovia A-43, para salvar esta carretera, primero se gira a la derecha para cruzar el río Guadiana y luego a la izquierda para coger un paso inferior. Desde este momento se discurre por la margen derecha del río hasta llegar al núcleo de Argamasilla de Alba, donde finaliza la etapa. Según marca la tradición y el saber popular la cervantina Argamasilla de Alba es el “lugar de La Mancha” de cuyo nombre Cervantes no quiso acordarse.
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Castillo de Peñarroya
El castillo de Peñarroya es una fortaleza medieval proyectada por la Orden de San Juan. Se trataba de una fortaleza para garantizar el aprovechamiento económico del territorio, arrendamiento de pastos, cobro de impuestos y protección de pobladores pacíficos, a la vez que almacén de bienes o “caja fuerte” de la Orden.
Situado estratégicamente sobre un acantilado, en el que se construyó la presa del embalse de Peñarroya, el castillo sufrió importantes modificaciones en los siglos XIV y XVI y actualmente conserva, entre otros, humilladero, foso, muralla medieval principal, torre del homenaje, necrópolis de rito islámico y una ermita del s. XVII de marcado estilo barroco decadente de recomendable visita.