Red de Caminos
Naturales
Etapa 19: Poblado de Guadisa - Castilblanco
Descripción
En la Reserva Regional de Caza de Cijara
La etapa comunica el Poblado de Guadisa con la localidad de Castilblanco, partiendo de los alrededores de la presa de Cijara, por masas de pinar en los primeros kilómetros y en el resto de la etapa por encinar. Abandona la ribera de este embalse y progresivamente se va acercando al de García de Sola, aguas abajo del primero. Una vez alcanza su ribera continúa junto a ella hasta alcanzar la carretera de acceso a Castilblanco, por la que se desvía para alcanzar el pueblo y la meta de la etapa, entre dehesas de encina sobre pastos.
La etapa se inicia en Poblado de Guadisa, núcleo de viviendas que se habilitaron para ser ocupadas por el personal de la presa de Cijara, cuyo azud puede contemplarse desde la localidad. La etapa aprovecha el acceso desde la carretera N-502 como trazado en su primer plano, discurriendo por una carretera asfaltada flanqueada por encinas (Quercus ilex) hasta el cruce con la primera. En este punto, el camino ve interrumpido su recorrido en poco más de un kilómetro por el trazado de la N-502, para volver a recuperarse ya al otro lado de la presa, desde donde pueden observarse muy bellas panorámicas; aguas abajo discurre el Guadiana entre encinares, con su caudal algo mermado tras el paso por el embalse.
Descartando la carretera a Helechosa de los Montes, se toma el camino asfaltado que parte por la derecha, en dirección al sur. Desde este camino no deja de verse en ningún momento la presa, que domina todas las panorámicas, hasta que en su descenso queda oculta por el terreno, momento en que el firme deja de estar asfaltado y la ruta discurre por un sendero de tierra, bastante pedregoso. En este primer tramo la ladera de la izquierda está ocupada por pinar de pino piñonero (Pinus pinea), con sotobosque de jaras (Cistus sp.).
A partir de entonces el camino no abandona el encinar, unas veces adehesado sobre pastos, otras formando masa compacta y más o menos pura. En las zonas de dehesa habitan abundantes poblaciones de ciervos (Cervus elaphus) y gamos (Dama dama), fáciles de ver aunque rehúyan el contacto con el hombre. Muestran una clara preferencia por el encinar sobre el pinar. En primavera y otoño el verde de los prados bajo las dehesas es un espectáculo visual. A finales del verano se ofrece la oportunidad de escuchar la berrea de ciervos y gamos, que domina todos los demás sonidos del bosque y se convierte en un gran espectáculo sonoro. En ese momento los machos muestran sus cornamentas en todo su esplendor y es posible distinguirlos claramente en la distancia.
En los tramos en que el camino asciende y lo hace cerca del río Guadiana, los claros en la vegetación de matorral de su margen derecha ofrecen panorámicas del cauce de gran belleza, donde tal vez puedan sorprenderse ciervos o gamos abrevando en sus aguas.
Hasta alcanzar la casa palacio de Cijara, el principal aliciente de la etapa, al margen de las poblaciones de cérvidos, son las múltiples variantes que ofrece el encinar. Es de destacar el paso por la vaguada entre los altos de la Mesa de los Toros y La Mata, un tramo corto de la etapa en el que el encinar achaparrado y con porte rastrero de las laderas se mezcla con muchas otras especies: acebuche (Olea europaea var. sylvestris), retama (Retama sphaerocarpa), lentisco (Pistacia lentiscus) o coscoja (Quercus coccifera).
El camino alcanza el palacio de Cijara en el primer lugar en que puede verse la lámina del embalse del mismo nombre. El palacio, una construcción singular de finales del sigo XIX, está situado en un cerro junto al pantano. Un corto camino conduce a sus inmediaciones, recomendándose la visita no sólo para admirar el edificio sino también el paisaje desde un punto de vista próximo al Guadiana. Una vez superado el palacio, el camino discurre bordeando el embalse, alejándose y acercándose a él en su discurrir por los brazos y barrancos que lo bordean por su margen sur. Cruza en su trayecto innumerables arroyos, siendo abundantes los puentes de pequeñas dimensiones por los que discurre.
Hacia el final del tramo que va por el camino de servicio del embalse, sorprenden las formaciones de encinar sobre terrenos someros en los que la pizarra aflora. Y en la recta final, antes de desembocar en la carretera N-502, donde confluye con la etapa 20, los alrededores del puente sobre el pantano de esta carretera ofrecen una bella estampa.
El camino natural se interrumpe en este punto para recuperarse, casi 4 km después, cuando la N-502 alcanza los alrededores de Castilblanco. Se llega al centro de esta localidad mediante la antigua carretera BA-049.
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Embalse de Cijara
Situado entre las provincias de Toledo y de Badajoz, representa uno de los “grandes lagos” artificiales del río Guadiana. El embalse está situado dentro de la Reserva Nacional de Caza del Cijara, formada por 25.000 ha de extensión que da cobijo a ciervos, jabalíes, gamos, nutrias, águilas, perdices o linces entre otros.
Contituye una de las mejores reservas nacionales de pesca en Extremadura y un complejo de ocio y área recreativa para los lugareños y visitantes en verano donde se pueden practicar diversos deportes como la navegación.
Reserva Regional de Caza de Cijara
La Reserva Regional de Caza de Cijara se encuentra en el extremo nororiental de la comarca. Con 25.000 ha de superficie y 130 km de perímetro, es uno de los espacios naturales más bellos y mejor conservados de toda la Península, donde destaca el apoyo de la biodiversidad cinegética y la conservación medioambiental.
Cualquier actividad es buena para llevarla a cano en este entorno, observar aves protegidas, contemplar las espectaculares panorámicas desde los miradores, realizar rutas de senderismo o sencillamente disfrutar de una barbacoa en esos merenderos realizados con materiales que se funden de forma natural con el entorno.
Año tras año son más las personas que, buscando caza y pesca, se acercan a la Reserva y sus pueblos, lo que ha permitido el auge hostelero de la zona.