Red de Caminos
Naturales
Etapa 15: Puebla de Don Rodrigo - Refugio de Valhondillo
Descripción
De las dehesas a los pinares de Cabañeros
La etapa acompaña al río Guadiana a través de la sierra de los Bueyes, primer obstáculo natural en su camino a Extremadura. Tras dejar atrás Puebla de Don Rodrigo el camino discurre entre dehesas de encina sobre pastos o cultivos hasta alcanzar la ribera del río. Avanza a partir de entonces junto a él, salvando el estrecho de Las Hoces y El Murciano, por la ladera izquierda del abrupto valle, entre zonas de matorral y pinar, para finalizar en el refugio forestal de Valhondillo.
La etapa se inicia en las afueras de Puebla de don Rodrigo en el punto señalizado por el cartel interpretativo de Caminos Naturales que también indica el final de la etapa 14 Albergue Juvenil Puente de Retama - Puebla de Don Rodrigo. En esta localidad se puede visitar la Iglesia de San Juan Bautista, edificio religioso construido en el siglo XV y principal elemento de patrimonio cultural de esta localidad.
Los primeros metros fuera de Puebla de Don Rodrigo el camino discurre por zonas agrícolas con cultivos de olivar en ambas laderas; un paisaje característico de la zona de Ciudad Real. En poco tiempo el territorio se transforma dando paso a dehesas abiertas de encinas (Quercus ilex) sobre cultivos o pastos, con aprovechamientos ganaderos de oveja merina; que presentan unas estampas más propias de la ya muy próxima provincia de Badajoz.
Una vez alcanzadas las inmediaciones del río Guadiana, el camino discurre en paralelo al cauce. Al principio lo hace más o menos en su misma cota, pero a la altura del vado de los Tarales, zona de remanso en un meandro que se aproxima a la carretera, la vía asciende sobre la ladera del valle y permite obtener vistas del río muy cercanas, incluyendo las colonias flotantes de nenúfares blancos (Nymphaea alba), que se expanden sobre la lámina de agua partiendo de las riberas. En estos tramos del Guadiana es también habitual la presencia de la nutria (Lutra lutra). Asimismo, en los encinares del entorno está presente el corzo (Capreolus capreolus).
Entre el cauce y el camino existe una gran explanada natural con encinas que ofrecen sombra; un lugar ideal para una parada y para acceder también al cauce y contemplar su avance tranquilo. Desde el río pueden verse la sierra Loca y la sierra de Enmedio, en la otra margen del Guadiana. Mirando hacia la izquierda, hacia el noroeste, pueden contemplarse las montañas que separan las provincias de Ciudad Real y Badajoz y el inicio del Estrecho de las Hoces. Las riberas del Guadiana apenas muestran vegetación en esta zona.
Poco después el río traza un amplio meandro y efectúa un giro de casi 90 grados para encarar las montañas. En ese punto un sendero parte de la derecha del camino: es una ruta señalizada que conduce al Estrecho de las Hoces, aunque no pertenece a esta etapa. Pese a que no se realice este recorrido, los primeros metros que nos conducen a la orilla del río se encuentran en una zona realmente hermosa, con fresnos (Fraxinus sp.) de gran tamaño en las orillas, afloramientos de pizarras tanto en las laderas de las riberas como en el propio lecho del Guadiana, así como una vista del arranque del propio Estrecho de las Hoces, garganta por la que el río cruza las montañas que separan Ciudad Real y Badajoz.
Tras pasar una granja agropecuaria junto al meandro, el camino abandona la carretera asfaltada y la etapa efectúa también un giro de 90 grados, similar al del río, para adentrarse en su terraza. Comienza a entonces a discurrir en paralelo al inicio del arroyo de Doña Juana, un cauce que se salva mediante un vado peatonal. Aquí se inicia un ascenso por laderas empinadas para buscar una ruta que permita salvar el Estrecho de las Hoces. No es aconsejable por tanto la realización de este tramo en bicicleta.
Una vez superado el tramo más difícil de la ruta, siempre señalizado, se alcanza un área recreativa junto al río de la que parte un sendero de tierra que conducirá directamente al refugio de Valhondillo, meta final de la etapa. En este tramo la vegetación circundante es de matorral-encinar, típica de zonas de páramos, con plantas rastreras, pegadas al terreno para soportar los vientos reinantes. Solo al final, ya en el refugio forestal de Valhondillo, se alcanza la masa de pinar que ocupa las cumbres de la sierra de los Bueyes.
Como en ocasiones anteriores, gran parte de la etapa discurre por una ZEC (Zona Especial de Conservación), en este caso el llamado “Ríos de la cuenca media del Guadiana y laderas vertientes” y por la ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) del mismo nombre.
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Estrecho de las Hoces
El Estrecho de las Hoces es una hermosa garganta que el río Guadiana consiguió tallar en los materiales de la Era Primaria. Paredes impresionantes flanquean ambas orillas del río a su paso por el Estrecho, algunas de más de 100 m. de altura, dando lugar a un paisaje propio de gigantes. Desde el punto de vista geomorfológico estamos ante una “cluse”, valle, hoz o garganta que corta transversalmente un anticlinal, aprovechando una fractura en las cuarcitas del Ordovícico (Era Primaria).
La vegetación de ribera más destacada son los sauces (Salix sp.), fresnos, tamujos (Flueggea tinctoria) y quejigos (Quercus faginea), apareciendo interesantes comunidades anfibias de nenúfares o “coberteras” en las tablas o remansos del río. La vegetación de las laderas está conformada por encinares enriquecidos con quejigos, madroños (Arbutus unedo), escobas (Cytisus sp.), jaras (Cistus sp.) y brezos (Erica sp.), entre otras especies, presentándose como un apretado monte que desciende desde las cumbres hasta las orillas del estrecho.
Cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) y negras (Ciconia nigra), águilas reales (Aquila chrysaetos), el martín pescador (Alcedo atthis), la nutria, ánades azulones (Anas platyrhynchos) y gallinetas comunes (Gallinula chloropus), garzas (Ardea sp.) y cormoranes (Phalacrocorax carbo), el galápago europeo (Emys orbicularis) y el leproso (Mauremys leprosa), tritones (Tryturus sp.) y salamandras (Salamandra salamandra) o culebras viperinas (Natrix maura), son solo algunas de las numerosas especies animales que pueblan este maravilloso paraje del tramo medio del río Guadiana.
Nenúfar blanco
El nenúfar blanco (Nymphaea alba) es una planta acuática de hojas y flores flotantes, que enraíza en el fondo de canales, lagunas o ríos, a profundidades que pueden superar los dos metros. Vive en aguas dulces, limpias y de escasa o nula corriente. Sus flores son blancas, de 10 a 20 cm., olorosas, flotantes, largamente pedunculadas, con numerosos pétalos patentes y sépalos blancos por encima.
En la actualidad esta planta escasea en todo el cauce del Guadiana, ya que es muy sensible a la falta de agua y a la contaminación, por lo que sólo la encontramos en aquellas zonas menos contaminadas, convirtiéndose en una especie bioindicadora de aguas limpias.