Red de Caminos
Naturales
Tramo 11: Echedo-ermita Virgen de la Peña
Descripción
La protectora de los caminantes y el Mirador de la Peña
Dejando atrás la localidad de Echedo y sus cultivos de vid, la etapa 11 del sendero circular discurre entre pastos y tierras de cultivo por las proximidades de Jarales. Atraviesa la población de El Mocanal llegando hasta la ermita de la Virgen de la Peña, protectora de los caminantes de la zona. El entorno de este tramo junto con el mirador de la Peña, obra del arquitecto canario César Manrique, convierten esta zona en un enclave perfecto con unas vistas magníficas.
El undécimo tramo del sendero circular por El Hierro comienza en Echedo donde una señal direccional marca el sentido de la ruta hacia El Mocanal. El camino se aleja de Echedo dejando atrás las edificaciones cada vez más dispersas de la población por un camino entre campos de cultivo aparentemente abandonados, colonizados principalmente por vinagreras (Rumex lunaria) y tabaibas (Euphorbia sp.).
Así, el camino conduce hasta la población de Aguajiro, que atraviesa por su calle principal, flanqueada por edificaciones blancas, en dirección a El Mocanal. Rodeado de pastos y campos de cultivo, El Mocanal pertenece al municipio de Valverde y se encuentra situado a una altitud similar a la de la capital. Su ambiente suele ser muy húmedo y con nieblas frecuentes. En esta población destaca la iglesia de San Pedro, recientemente restaurada, que se caracteriza por su cúpula rojiza y su singularidad arquitectónica, ya que constituye un exponente de arte mudéjar poco habitual en el resto del archipiélago canario.
Más adelante, la ruta se dirige hacia la población de Guarazoca a través de hermosos senderos cubiertos de herbáceas y flanqueados por altos muros de piedra en seco. Desde ellos es posible admirar la amplitud de las zonas de pastos que se extienden hasta las suaves lomas del interior de la isla, cubiertas de vegetación arbórea.
En esta localidad todavía se pueden ver antiguas prensas para el vino, así como las tradicionales casas herreñas construidas con piedra negra de origen volcánico revestida de cal y techado de colmo (paja de centeno), generalmente rodeadas por pequeños huertos.
El sendero va ganando altura de forma gradual hasta Guarazoca. Una vez atravesado el pueblo siguiendo las indicaciones de las señales, el camino eleva moderadamente la pendiente en su discurrir entre prados cada vez más próximos al borde del acantilado que delimita el Valle de El Golfo. Así, se alcanza sin dificultad gracias al sólido firme que conforma este último tramo de la etapa la ermita de la Virgen de la Peña y su mirador.
La ermita de la Virgen de la Peña, protectora de los caminantes de la zona, es una pequeña construcción excavada en la roca, de la que asoma al exterior su sencilla fachada encalada, compuesta tan sólo por una puerta y una cruz. En la festividad de octubre es tradición sacar una imagen de la Virgen camino al pueblo de Guarazoca.
La ubicación de la ermita permite contemplar vistas muy atractivas para los amantes de la naturaleza. En sus proximidades, a unos 500 metros, se encuentra el Mirador de la Peña, obra del arquitecto canario César Manrique, desde el cual podremos contemplar una maravillosa panorámica del mar y del Valle de El Golfo. El mirador se encuentra situado a 700 metros de altitud en el extremo oriental del Risco de Tibaje. El diseño del edificio y los jardines que lo rodean responde a la arquitectura tradicional herreña, a la que se añadieron algunos elementos modernos.
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Información adicional
El Pozo de las Calcosas
En la costa del pueblo de El Mocanal, rodeada de acantilados, existen dos grandes piscinas naturales junto a las que se alza un poblado que ha sido conservado en su estado original: el Pozo de las Calcosas. Se trata de un pequeño rincón tranquilo, al abrigo del acantilado, al que se accede bajando por un estrecho y escarpado sendero.
En el Pozo de las Calcosas las casas están construidas con muros de piedra seca y tejados de colmo, y han sido cuidadosamente restauradas por sus actuales propietarios. Este lugar solamente está habitado en verano y durante los fines de semana.
La traición de Guarazoca
La localidad de Guarazoca debe su nombre a una antigua princesa bimbache (antiguos pobladores de El Hierro) que traicionó a su pueblo por amor a un soldado castellano. La dificultad para el abastecimiento de agua en la isla, que no cuenta con ríos ni arroyos en superficie, frenó el asentamiento de los colonizadores, pero no había supuesto hasta entonces un problema para los indígenas.
Cuenta la leyenda que Guarazoca reveló a los conquistadores el secreto mejor guardado de su pueblo: la obtención del agua. La princesa mostró al soldado un tilo gigante, el Árbol Santo de Garoé. Adorado por los bimbache, en su follaje se condensaba la humedad de los vientos alisios convertida después en gotas de agua, un fenómeno conocido como “lluvia horizontal”. Gracias al árbol fuente, los aborígenes habían asegurado su subsistencia, recogiendo el agua en aljibes cavados bajo su tronco.
Según la crónica histórica, el árbol sagrado fue derribado por un huracán en 1610. En la actualidad, otro árbol de la familia de las lauráceas lo sustituye cerca de Valverde, aunque sobrevive como símbolo de identidad en el escudo de El Hierro.