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CAMINO NATURAL DEL AGUA SORIANO
Un Viaje por el Tiempo y la Historia
El Camino Natural del Agua Soriano. Camino Antonino es una ruta única que conecta las cuencas de dos de los ríos más emblemáticos de la Península Ibérica, el Duero y el Ebro, a lo largo de 116 kilómetros. Esta ruta permite al viajero sumergirse en más de dos mil años de historia siguiendo la huella de antiguas civilizaciones y disfrutando de un entorno natural privilegiado, mientras atraviesa distintos paisajes que van desde las vastas llanuras sorianas hasta los frutales del valle del Ebro.
Infraestructuras como acueductos, calzadas y puentes son solo algunos ejemplos del legado que el Imperio Romano dejó en la península como símbolo de su grandiosidad y poder. Uno de estos vestigios es la antigua Vía XXVII del Itinerario de Antonino. Construida en tiempos del emperador Octavio Augusto, en el siglo I a.C., esta vía fue una arteria clave que conectaba las actuales ciudades de Astorga y Zaragoza. El Camino Natural del Agua Soriano. Camino Antonino sigue parte de este trazado, ideado para unir la cuenca del Duero con el valle del Ebro, conectando pueblos y culturas nacidos al abrigo de las montañas.
Hoy, este recorrido histórico se convierte en una opción ideal para senderistas y cicloturistas gracias a las buenas condiciones de su firme y a la correcta señalización que encontrarán en esta ruta que serpentea entre Soria y Tudela atravesando el Parque Natural del Moncayo, permitiendo descubrir los vestigios de las civilizaciones que han poblado estas tierras a lo largo de más de dos mil años.
Nuestro viaje comienza en la ciudad de Soria. Musa de escritores y poetas y enclave estratégico en el paisaje castellano, en ella confluyen diversas cañadas reales y el viajero podrá admirar varios tesoros de la arquitectura religiosa como, por ejemplo, la concatedral gótica de San Pedro y su hermoso claustro románico, declarado Monumento Nacional.
El itinerario sigue el cauce del río Duero hasta Numancia, símbolo de la resistencia celtíbera contra los romanos y uno de los puntos más emblemáticos de este Camino Natural. Pero antes, esta primera etapa, de unos 23 km, lleva a descubrir localidades como Garray, Renieblas y Aldehuela de Periañez, permitiendo revivir la época romana y su legado en tierras sorianas.
En este tramo, los amantes de las aves no deben perderse la visita al Soto de Garray, un paraíso con más de 140 especies registradas, entre los que destacan la majestuosa garza real y el martín pescador, que añaden vida y color a este ecosistema ribereño.
Tras cruzar el puente de Garray, construido en el siglo XVI y punto de unión entre los ríos Duero y Tera, el camino nos lleva al yacimiento arqueológico de Numancia, la legendaria ciudad celtíbera cuyos vestigios aún dominan el paisaje. En el Aula Arqueológica de Garray, se profundiza en la historia del cerco numantino, mostrando los mundos celtíbero y romano enfrentados.
Las excavaciones en Numancia revelaron dos ciudades superpuestas: la celtíbera original y la romana que se construyó sobre ella, siendo hoy uno de los sitios arqueológicos más emblemáticos de la Península Ibérica.
Este recorrido revela la imponente red de infraestructuras que los romanos construyeron para consolidar su control. La calzada romana que atraviesa estos pueblos conectaba importantes ciudades de la antigüedad, como Asturica Augusta (Astorga) y Caesaraugusta (Zaragoza), reflejando cómo el Imperio unió territorios y culturas a través de sus impresionantes vías de comunicación.
En la siguiente etapa, de unos 20 kilómetros, el sendero discurre en paralelo a la vía del tren de la línea Soria-Castejón, hoy en desuso, y coincide con la calzada en varios puntos mientras avanza entre las localidades Arancón y Omeñaca. Ésta última, situada al sur de la Sierra del Almuerzo y al pie de la Sierra de la Pica, es una pequeña población del Campo de Gómara, cuya principal atracción es la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. De origen románico, levantada en el siglo XII, destaca un pórtico vinculado a la leyenda de los Siete Infantes de Lara.
Continuaremos el sendero pasando por los despoblados de La Pica y Masegoso, donde disfrutaremos de un espectacular puente de más de diez metros de longitud con tres bóvedas de cañón simétricas situado sobre las aguas del río Rituerto.
Hacia la mitad del Camino Natural, el recorrido se adentra en montañas de encinas y monte bajo, protagonistas de esta tercera etapa de 17 km, donde el senderista disfrutará de unas espectaculares vistas del entorno natural. Es un área de transición entre las llanuras y las montañas que envuelven al viajero en una atmósfera de aislamiento y serenidad en la que atraviesa primero la localidad de Pozalmuro y cruza después la Sierra del Madero, un espacio natural de alto valor ecológico declarado Zona Especial de Conservación y Lugar de Importancia Comunitaria.
Pozalmuro atesora también los restos de una antigua población ubicada en el centro del casco urbano cerca de la cual se ha encontrado un miliario que señala las 22 millas de distancia que separan este asentamiento de Tarazona. Aunque le monumento más relevante de Pozalmuro es la iglesia de Santa María la Mayor, de estilo barroco, la localidad es conocida por el llamado “Huerto de Bécquer”. Se trata de una sencilla casa, rodeada de un huerto, donde el poeta romántico pasó largas temporadas. La propiedad pertenecía a los abuelos paternos de su esposa, Casta Esteban, cuya familia, originaria de Pozalmuro, estaba ligada a la medicina en Soria.
Finaliza esta etapa en Muro, otrora Augustobriga, fundada por el emperador Octavio Augusto como campaña de apoyo para las guerras cántabras.
La etapa 4 es una de las más icónicas, dominada por la imponente figura del Moncayo, la cumbre más alta del Sistema Ibérico. La diversidad de paisajes y la riqueza cultural que encontraremos en esta zona, donde convivieron cristianos, judíos y árabes, la encontramos en Ágreda como mayor exponente. La conocida como “villa de las tres culturas” alberga innumerables restos de su pasado árabe como el torreón de la Muela, la Puerta del Agua o la fuente, orientada a la Meca, claro ejemplo del antiguo sistema de regadío utilizado por los árabes.
Tras la repoblación cristiana de Ágreda en la Edad Media, se levantaron tres recintos amurallados en los que destacan la Torre del Tirador, la Torre de Almazán y la Torre de Santiago, que da acceso a la iglesia de Nuestra Señora de la Peña, hoy Museo de Arte Sacro. Además, en el recinto de La Peña se conservan la antigua sinagoga, dos casonas del siglo XVI y el Palacio Municipal. No podemos abandonar este repaso por el patrimonio de la localidad sin dar un pasero por el parque de la Dehesa, uno de los atractivos más populares de la villa.
A partir de este punto, el camino avanza siguiendo el curso de río Quiles desde su espectacular nacimiento en Vozmediano.18 km hasta Tarazona pasando por las poblaciones de Los Fayos y Torrellas. La ruta comienza entre huertos y viñedos, rodeada de una rica vegetación de pinos, robles y nogales. El entorno también alberga fauna diversa, desde jabalíes hasta rapaces, en un paisaje lleno de ejemplos de historia medieval, como el castillo de Vozmediano. Los Fayos, ya en Zaragoza, ofrece un entorno natural de gran valor ecológico. En sus alrededores se pueden observar buitres y rapaces en el Refugio de Fauna Silvestre del embalse del Val. Además, la localidad conserva su castillo y la iglesia de Santa María Magdalena, junto a la famosa Cueva del Caco, refugio natural de leyendas. Torrellas, con su arquitectura tradicional y su huella musulmana, es otro punto de interés en el camino, con una iglesia y restos de un antiguo castillo.
El recorrido finaliza en Tarazona, ciudad histórica a los pies del Moncayo. Su casco antiguo conserva el legado de diferentes culturas, destacando su catedral mudéjar y su plaza de toros octogonal, entre otros monumentos de interés. La diversidad natural y cultural de esta etapa convierte la caminata en una experiencia enriquecedora.
La etapa final de este itinerario comparte el trazado del Camino Natural Vía Verde del Tarazonica, que aprovecha un antiguo trazado ferroviario, para unir Tarazona y Tudela. Este tramo permite disfrutar de paisajes de regadío, acequias, y paradas en antiguas estaciones de tren, como Tulebras y Cascante, cruzando el canal de Lodosa y finalizando en Tudela, tras recorrer el valle del río Queiles.
A lo largo del recorrido, senderistas y cicloturistas descubrirán distintos puntos de interés como el monasterio cisterciense de Tulebras y las áreas de descanso en antiguas estaciones, como la de Malón. El sendero ofrece vistas de la vega del río y parajes naturales en Tulebras, como la Laguna de Lor o las Bárdenas Reales. En Cascante, se puede admirar el patrimonio histórico de la villa, que incluye vestigios de la época romana y árabe, así como sus iglesias y basílica.
Trayecto, etapa y camino culminan en Tudela, ciudad con un rico patrimonio cultural. Fundada por los árabes en el siglo IX, su casco antiguo conserva restos de mezquitas, sinagogas y catedrales, destacando también el puente sobre el río Ebro. Tudela es, además, un punto de partida hacia rutas naturales, como las Bárdenas Reales y los Sotos del Ebro, ofreciendo una experiencia completa entre naturaleza e historia.
Para aquellos que se hayan quedado con ganas, merece la pena recordar que desde Tudela se puede emprender una nueva aventura por el Camino Natural del Ebro y que por la ciudad pasa el Camino Jacobeo del Ebro hacia Santiago de Compostela.
Un Paisaje en Evolución para disfrutar con los cinco sentidos
Uno de los aspectos más fascinantes de esta ruta es la transformación del paisaje a medida que se desciende en altitud, desde los 1.081 metros de Soria hasta los 268 metros de Tudela. Este cambio en la altura se refleja en el entorno: desde las vastas llanuras de cereales que caracterizan la provincia de Soria, hasta los viñedos y frutales que pueblan el valle del Ebro. El contraste de estos paisajes es una de las grandes atracciones del recorrido.
El Moncayo, con sus 2.314 metros, actúa como un guardián del camino, ofreciendo un telón de fondo majestuoso que acompaña al viajero a lo largo de buena parte del trayecto. Esta montaña es el epicentro de leyendas y mitos locales, además de haber sido testigo de la convivencia pacífica de las tres culturas que moldearon la región.
En cuanto a la gastronomía en este Camino Natural, cabe destacar que se basa en productos tradicionales de Soria, como los torreznos, el cordero asado y las migas. También destacan las setas y platos de caza, junto con la trucha local. Los quesos y embutidos artesanales, acompañados de vinos de la Ribera del Duero, son comunes. Entre los postres, destacan los mantecados y las yemas de Almazán. Durante el recorrido, puedes disfrutar de estos platos en mesones locales, con un toque casero y auténtico.
El Camino Natural del Agua Soriano. Camino Antonino es mucho más que una ruta de senderismo o cicloturismo; es un viaje por la historia, la naturaleza y la cultura de tres regiones distintas. Desde las huellas de la civilización romana hasta los paisajes mágicos del Moncayo, esta ruta ofrece una experiencia inolvidable que conecta el pasado con el presente, mientras el viajero sigue los cauces de dos de los ríos más importantes de la península, el Duero y el Ebro.