
Puntos de Interés
Culture
Humilladero de San Antonio

Los humilladeros son pequeñas construcciones que antiguamente solían colocarse a las entradas o salidas de los pueblos.
Se trata de elementos compuestos por un pilar, una cruz forjada y, en ocasiones la imagen de algún santo. Eran lugares de culto al aire libre donde los devotos podían “humillarse” o lo que es lo mismo, rezar ante la cruz. De ahí viene precisamente su denominación, que proviene del latín “humilde-humildad”.
Su colocación permitía a los viajeros solicitar el favor divino, ya fuera a Dios, la Virgen o algún Santo/a en particular, para que les otorgase seguridad en su viaje o para mostrarse agradecidos al haber podido regresar a salvo a casa.
Algunos de estos emblemas responden también a la conmemoración de algún acto religioso como puede ser una peregrinación o, como ocurría en tierras gallegas, para cristianizar algún lugar previamente pagano. Solían ser el punto final de los Vía Crucis y, en algunas ocasiones, era el lugar establecido para castigar a los malhechores.
Este en concreto, situado a las afueras de Tragacete, está en el camino que lleva dirección al nacimiento del río Júcar. Está dedicado a San Antonio de Padua, un santo muy conocido, amado e invocado desde siempre por los más humildes, que veían en él al dispensador de los tesoros celestiales y a un protector decidido de los intereses de los pobres.
Su fama era tal que, el Papa León XIII no dudó en bautizarle como el “santo de todo el mundo” ya que su devoción no conocía fronteras. El 13 de junio se estableció su festividad que también se conoce como “Día de la Caridad”, ya que se reparte caridad entre los pobres.
La construcción realizada en piedra, consta de un pilar y una piedra forjada de hierro. Como detalle peculiar indicar que también consta de una pequeña hornacina acristalada que guarda en su interior una imagen del santo.