Puntos de Interés
Vegetación
Álamo blanco
Este árbol, conocido popularmente como El Viejo Sabio, pertenece a la especie del álamo blanco (Populus alba). Se trata de un árbol caducifolio que puede llegar a medir hasta 25 m. Su corteza es blanco-verdosa o grisácea y se agrieta longitudinalmente con la edad. Sus frutos poseen forma de cápsula y se abren al madurar liberando con ello sus semillas, envueltas en un tejido algodonoso que facilita su dispersión con el viento. Normalmente se confunde este tipo de “pelusa” procedente de los frutos del álamo con el polen.
El álamo blanco es una especie que prefiere zonas bajas y que no aguanta bien las heladas. Por lo general prefiere las zonas fértiles en las inmediaciones de los cursos medios y bajos de los ríos, no en vano, se encuentra muy asociado a los ecosistemas fluviales y aquellos que rodean arroyos y manantiales. En ocasiones se encuentra formando bosquetes que se confunden con la vegetación de ribera. Desaparece en aquellos terrenos donde existe una alta concentración de sal. Es una especie que crece de forma natural por toda la Península, excepto en zonas excesivamente húmedas de la Cornisa Cantábrica.
Con respecto a los usos de esta especie, su madera se utiliza para la obtención de papel y la confección de embalajes de pequeño tamaño. Sus hojas se han usado tradicionalmente para teñir de amarillo y para la obtención de infusiones para curar la fiebre. Además es utilizada como planta ornamental en muchas ocasiones. Una de las curiosidades de esta especie es que la icónica obra de arte de la Gioconda de Leonardo da Vinci fue pintada sobre una tabla de álamo blanco.