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Cultura
Castillo Sant Felip
En la parte sur del puerto de Mahón se alzó durante años el Castillo de Sant Felip. Fue el emperador Carlos V quien, en 1554, mandó construir la que fuera una de las primeras fortificaciones de estilo abaluartada de nuestro país.
El objetivo de la fortaleza era defender la isla de los continuos ataques que sufrían por las naves turcas que surcaban el Mediterráneo. De hecho, el principal desencadenante de su construcción sería el ataque realizado por el pirata otomano Barba-roja.
Dada la importancia de esta empresa, para construir el castillo llegaron obreros de toda la isla, desde picapedreros hasta albañiles o carpinteros. Todos ellos se pusieron bajo la batuta de Juan Bautista Calvi, conocido ingeniero italiano, que proyectó un castillo con cuatro baluartes unidos por cortinas, rodeados de un estrecho y profundo foso excavado en la piedra. Más tarde, en el siglo XVII, se amplió cubriendo las cortinas por revellines al otro lado del foso, y el conjunto fue rodeado de camino cubierto, estacada y glacis.
Posteriormente, en 1708, se comenzaron las obras de ampliación del castillo ya bajo la dominación británica. Las reformas se centraron en levantar alrededor del castillo nuevas contraguardias, revellines y lunetas, así como distintos fosos que se unían en distintos niveles. Con estas reformas el castillo consiguió su característica forma de estrella de 8 puntas y se alzaba como una de las mayores fortalezas de la época.
En 1802, después de medio siglo de dominación británica, Menorca fue recuperada por la corona española y, cinco años más tarde, Carlos IV ordenó demoler el castillo dejando a penas las baterías necesarias para poder defender el puerto.
A día de hoy, apenas quedan unas pocas ruinas del monumento, así como las galerías subterráneas del mismo que pueden visitarse gracias al trabajo realizado por el Consorcio del Museo Militar de Menorca.