Puntos de Interés
Infraestructura
Fábrica de papel
A finales del siglo XVIII y principios del XIX las localidades turolenses de Valderrobres y Beceite concentraron en las inmediaciones de su territorio la mayor industria de papel de toda España.
Gracias al aprovechamiento de la fuerza del agua del río Matarraña que discurre por este entorno se pusieron en marcha hasta trece molinos papeleros en la zona durante el siglo XVIII, que servirían para impulsar la industria papelera en esta zona. De esta forma la fabricación de papel se convirtió en un motor clave para el desarrollo económico y social de este entorno. Este tipo de fábricas precisaban del suministro de agua de gran calidad y pureza, dos características que el cauce del río Matarraña cumple a la perfección, sobre todo en su curso alto en las proximidades del municipio de Beceite. Esto hizo que el entorno de este pueblo se convirtiera en un enclave estratégico para este sector.
Tras varias décadas de producción frenética este sector fabril comenzó a resentirse durante el siglo XIX principalmente por los costes económicos que suponía el proceso de modernización e innovación que precisaba la industria. De esta forma, estas fábricas, cuya producción se basaba en un método artesanal, se vieron arrolladas por la rapidez y eficacia de los nuevos polos industriales que contaban con unos sistemas de elaboración de papel más modernos. A esta decadencia ayudó también el uso de sustancias como el cloro para blanquear trapos usando las aguas del Matarraña, lo cual disminuyó la pureza del cauce fluvial y con ello la calidad de papel obtenido en estas fábricas.
Finalmente, después de varios años de supervivencia en los que el sector papelero del Matarraña se reinventó enfocándose en la producción de otros materiales, a finales de la década de los años 60 del siglo pasado cerró sus puertas la fábrica del Pont Nou, la última que se mantuvo en activo en esta zona. Se cerraba así la era de un sector que durante dos siglos fue el principal sustento de esta zona y del que aún es posible observar vestigios como las grandes fábricas que hoy han quedado abandonadas.