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Parque Natural Delta de l'Ebre
El Parque Natural del Delta del Ebro con 7.805 ha de superficie, se encuentra en la provincia de Tarragona y comprende parte de las comarcas del Baix Ebre y del Montsià. Fue declarado en 1983 por la Generalitat de Cataluña, tras varias movilizaciones populares, y es el segundo humedal más grande de España después del Coto de Doñana.
Cuenta con las figuras de Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA), Zona de Especial Conservación (ZEC), además de formar parte del listado de humedales de especial interés del Convenio RAMSAR desde 1993 y de la Reserva de la Biosfera Tierras del Ebro. Las características del Delta del Ebro vienen marcadas por las diversas y constantes modificaciones que generan la confluencia entre los sistemas marítimo y continental. Esta unión, trae consigo el arrastre de sedimentos por parte del Ebro junto con la modificación y distribución de los mismos por el sistema costero, lo que ha favorecido a lo largo de los siglos la formación de diversos ambientes, como lagunas, dunas, bahías y playas, completamente diferentes entre sí. En todos ellos encontramos especies animales y vegetales adaptadas a cada uno de estos ecosistemas. A esto hay que unir el desarrollo de los arrozales, que han transformando parte del paisaje, dando lugar a un ecosistema único por su rica diversidad.
En las zonas más altas del parque, encontramos bosques de ribera influenciados por el agua dulce procedente del Ebro. Pasear por estos bosques a orillas del río es un lujo en el que los olmos (Ulmus minor) y mimbreras (Salix sp.) son los protagonistas. Además, varias comunidades de aves aprovechan estos ejemplares para anidar y se pueden observar especies como las fochas (Fulica atra).
Los últimos kilómetros del río Ebro conforman un sistema marismeño, en el que encontramos canales, islas y lagunas marcadas por los períodos estacionarios en los que cada etapa da lugar a modificaciones en las condiciones hídricas del Delta. Las variaciones del caudal, junto con las de salinidad dan lugar a grandes aportes de nutrientes permitiendo completar los ciclos vitales de especies de invertebrados y algas planctónicas que se adaptan a las aguas dulces, de intercambio o marinas y alimentan a aves, entre las que destaca el flamenco (Phoenicopterus roseus), además de a anfibios, reptiles y peces endémicos de la Península Ibérica como el fartet (Aphanius iberus).
Estos ciclos han sido comprendidos por los habitantes del Delta que también forman parte del ecosistema deltáico. Ellos han sabido aprovechar los recursos agrícolas, pesqueros y marismeños que el sistema ofrece de una forma tradicional. A pesar de que en el Delta del Ebro la superficie de cultivo de arroz supera el 70 % del total, supone un elemento imprescindible para la vida en el parque, pues en los meses primaverales, cuando los arrozales se anegan listos para la siembra, la avifauna encuentra en ellos un lugar privilegiado en el que descansar en sus migraciones o buscar alimento como es el caso de la cigüeñuela. Esto permite que esta región sea un ejemplo de sostenibilidad, a la vez que una de las principales zonas de producción arrocera y de pesca de especies como la anguila (Anguilla anguilla) y su alevín o los mejillones.
Finalmente, rodeando la desembocadura encontramos las extensas playas que junto con las bahías de Fangar y Alfacs componen el paisaje dunar más extenso de Cataluña.