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Vegetación
Algarrobo (Ceratonia siliqua)

El algarrobo (Ceratonia siliqua) es una especie arbórea que puede alcanzar los 10 m de altura, cuya corteza es agrietada y parda y cuenta con una copa más o menos ovoidea. Sus hojas poseen entre uno y cinco pares de folíolos y estípulas triangulares. Las más jóvenes pueden presentar un ligero indumento que desaparece conforme envejecen y dejan solo algunos pelillos en el raquis y en algunos nervios del envés. Las inflorescencias pueden ser masculinas, femeninas o hermafroditas. Su fruto es de contorno linear-elíptico, glabrescente con caras planas y brillantes de color pardo-negruzcas y en su interior posee desde una a siete semillas que cuentan con una forma ovoidea, brillantes y de color castaño.
Este árbol autóctono localizado en entornos mediterráneos requiere para su cultivo temperaturas cálidas o medias; no soportan el frío. Prefiere zonas cercanas a la costa, nunca por encima de los 500 m. Asimismo, requiere terrenos áridos, calcáreos y poco compactados en los que pueda controlar el drenaje al ser sensible a coger hongos por las raíces, así como su podredumbre. Se recomienda su riego durante los primeros años, no obstante, posteriormente es muy resistente a la sequía. Su crecimiento es muy lento.
El algarrobo tiene múltiples usos, el más destacado de todos ha sido como fuente de alimento. De la semilla se obtiene una harina que, pese a ser tradicionalmente consumida por las personas, actualmente es más empleada para la fabricación de piensos para alimentación animal. Otro uso menos común es el medicinal, ya que gracias a sus componentes activos se emplea la planta para tratar la diarrea por su elevada concentración de taninos en la corteza. El fruto (o algarrobas) se emplea como laxante, para tratar la gastroenteritis, como estimulante de los riñones o para combatir la obesidad (facilita la pérdida de peso).